Las carpas con goteras de los custodios de la cárcel
Recientemente se adaptaron duchas, baños portátiles y urinarios
LA FRASE Había capacidad para un grupo menor. Hay que ver qué pasa después del estado de excepción COMANDANTE DE OPERACIONES del grupo en la Penitenciaría
la preocupación de manteaner
la seguridad en la Penitenciaría del Litoral, los militares también tienen que buscar el resguardo de su sitio para descansar y de los pocos enseres que tienen durante el servicio.
Ellos cumplen funciones en este penal ubicado en el noroeste de Guayaquil, el mismo que ha sido escenario de 9 de las 15 masacres dadas desde 2021.
Los uniformados tienen diferentes tareas en ese recinto carcelario: custodiar las acciones que realizan los internos, búsqueda de posibles caletas y monitoreo del perímetro.
Mientras un grupo realiza esas tareas, otro grupo descansa. Sin embargo, el descanso como tal puede no ser tan cómodo por las condiciones en las que reposan, ya que ellos tienen que lidiar con goteras, lodo y otros factores externos.
Si bien, los uniformados están preparados para vivir en condiciones adversas, en este caso, ellos esperan tener lo básico, como carpas en buen estado y alimentación. Así lo evidenció un grupo de periodistas que recorrió el campamento que se levantó en una hectárea cercana al ingreso de los 12 pabellones de la prisión.
Antes que inicie el recorrido, personal de la tropa pidió a las autoridades para solicitar que se realicen cambios de tiendas porque las que usan tienen huecos en la parte superior y con la presencia de las lluvias se mojan sus pertenencias.
Para disminuir el impacto de las precipitaciones en el terreno que se forma charcos de lodo se han colocado plásticos, planchas de zinc y fundas para evitar que se ensucie la ropa recién lavada y puesta en tendederos improvisados. También pidieron letrinas limpias y mejor comida.
Los turnos son de 13 días y se descansa tres, no se reveló el número de uniformados que están asignados al sitio por cuestión de seguridad, se señaló que sí existen relevos según la necesidad, pero que cada tres días se cambian los grupos que ingresan a los pabellones para evitar cercanía con los reclusos.