Colombia se frena por la falta de inversión
El país cierra el 2023 con un anémico aumento del PIB del 0,6% Hay una caída vertiginosa del sector de infraestructura
Colombia redujo hasta un anémico 0,6% anual su crecimiento del PIB en 2023. El país escapó, por muy poco, de la recesión. Pero la economía está lejos de despegar. Algunos indicadores denotan signos de parálisis. Y de estar navegando a través de un ciclo de debilidad evidente para revertir la situación este año. El más preocupante de ellos, según datos presentados por el Departamento Nacional de Estadística (DANE) y diversos análisis, está relacionado con la vertiginosa descolgada de -24,8% en la inversión.
Se trata de un retroceso que no es del todo sorpresivo, pero deja huella en la confianza de los inversores y consumidores. De hecho, el informe mensual del centro de pensamiento Fedesarrollo comparaba en enero la contracción en inversión pública con los niveles previos a la pandemia y situaba el desfase en -33,9%. Una realidad para la cual no hay explicaciones simples. Más si se tiene en cuenta que en 2021 y 2022 las tasas fueron del 7% y 11% de aumento, respectivamente. Algunas claves, sin embargo, se hallan en el maltrecho comportamiento de la construcción de viviendas y otras obras civiles que, sumadas, descendieron -6,1%.
Se podría decir que la rueda de prensa de este jueves de la directora del DANE, María Piedad Urdinola, fue un trago amargo tras otro para el Gobierno de izquierdas, que se acerca al Ecuador de su cuatrienio sin apenas haber adelantado el anunciado proyecto de cambio social. Si bien es cierto que el departamento estadístico colombiano no desglosa el comportamiento entre las esferas privada y pública, el foco de los expertos ha alumbrado sobre la falta de liderazgo y ejecución estatal. El motivo radica en que el Gobierno es el primer facilitador y garante del mercado sobre el terreno. Su tarea consiste en enviar señales políticas eficaces para espolear la inversión, el crecimiento y generar empleos.
Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, recuerda que en 2015 la inversión representaba 23,4% del PIB. “Ese indicador mide la proporción entre la formación bruta de capital fijo [el rubro de las estadísticas nacionales que refleja la inversión] y el tamaño de la economía. Hoy está por debajo al 18%, muy inferior a la de países pares como Argentina, México, Chile o Perú”, detalla Mejía. Brevemente: el gran motor de la economía, encargado de rebanar las cifras de pobreza, estimular los salarios o recortar el atraso de vías en el campo está averiado.
De esta manera, el doctor en Economía Hernando Zuleta recuerda que las altas tasas de interés (la tasa de referencia del Banco de la República está 12,75%, y durante casi todo 2023 se mantuvo en 13,25%) han dificultado el acceso al crédito, formando un cuello de botella de ida y vuelta entre el capital público y el privado: “Si la gente ve que las obras que se tenían pensadas no están avanzando, si no hay certeza sobre el futuro de los proyectos que ya estaban contratados y que es probable que no lleguen a buen término, el efecto sobre las inversiones es en cualquier caso negativo”. Zuleta desgrana el panorama global del sector, pero apunta en especial hacia el componente público: “No hay grandes proyectos de infraestructura en marcha. No hay avances en carreteras. Tampoco tengo claro si la pared con la que nos encontramos es la falta de capacidad, voluntad o experiencia del Gobierno para ejecutar los recursos”.
EL DETALLE
Viviendas. El ritmo de construcción de casas de interés social e interés prioritario ha sido sostenidamente malo después de la crisis sanitaria.