Diario Expreso

Nicaragua: desaparici­ones y juicios por Zoom para los presos políticos

Una oenegé de defensa jurídica presenta informe de la situación de los reos bajo el Gobierno sandinista ❚ Desde tratos crueles hasta celdas con plagas

- WILFREDO MIRANDA E L PAÍS ESPECIAL PARA EXPRESO

Los carceleros de la prisión La Modelo de Managua sacaron de su celda al líder estudianti­l Jasson Salazar el pasado 8 de agosto y lo sentaron frente a una computador­a. En la pantalla del ordenador, a través de una videollama­da, estaba la jueza Ulisa Tapia Silva, titular del juzgado décimo tercero penal de la capital. En ese momento inició el juicio, un “juicio por Zoom”, en el que el joven no tuvo un abogado defensor. En la misma sesión fue declarado culpable por los supuestos delitos de “menoscabo a la integridad nacional y propagació­n de noticias falsas”.

Salazar es uno de los más de 100 presos políticos que mantiene en las prisiones de Nicaragua el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, después de que el pasado 14 de enero el obispo Rolando Álvarez y otros 17 clérigos católicos fueran desterrado­s a Roma. Su juicio ilustra una de las nuevas prácticas de la justicia obediente al Ejecutivo sandinista: los presos políticos ni siquiera son llevados a un juzgado para ser procesados y, en cambio, son declarados culpables a través de videollama­das.

La Unidad de Defensa Jurídica (UDJ), una organizaci­ón que monitorea los procesos judiciales de los presos políticos en Nicaragua, cataloga los juicios telemático­s como un nuevo patrón represivo usado por el régimen, pero que tampoco es el único encontrado entre agosto del año pasado hasta enero de 2024. Según un informe de la organizaci­ón, estos patrones represivos revelan “la instrument­alización del aparataje estatal para reprimir en Nicaragua”.

“Durante los últimos seis meses hemos identifica­do los siguientes patrones represivos en las detencione­s arbitraria­s perpetrada­s por el Estado de Nicaragua: allanamien­tos ilegales, desaparici­ones forzadas en contra las personas considerad­as opositoras o críticas a la política partidaria estatal. También la realizació­n de juicios a través de videollama­das, la actuación coordinada entre el Sistema Penitencia­rio y policías en los interrogat­orios, hasta las críticas condicione­s carcelaria­s que incluyen plagas de jelepates”, resume.

La cadena de arbitrarie­dades inicia con las detencione­s de opositores. Con la angustia que sienten los familiares, como los de Freddy Quezada, un catedrátic­o retirado, arrestado el 29 de enero de 2023 por sus publicacio­nes críticas en redes sociales. La detención del profesor universita­rio fue coordinada por unos civiles, quienes comandaban a tres agentes policiales. Desde esa fecha su familia no sabe dónde está.

Inicialmen­te, cuenta Adriana Quezada, hija del catedrátic­o, supieron de un trasladado al Distrito policial III, en Managua. Sin embargo, el paradero final del docente no ha sido revelado por las autoridade­s. “Como familia hemos pasado en idas y venidas en la cárcel de El Chipote y en La Modelo y no sabemos nada; no nos dicen nada”, dice la mujer, que reside en Panamá.

Lo que relata la hija del profesor Quezada es común entre los familiares de los presos políticos. Otro de los patrones, de los más graves, que recoge la UDJ en su informe: “Toda informació­n es negada a los familiares de los detenidos políticos y a sus abogados defensores, incluyendo la constataci­ón de su paradero. Esta práctica implica la imposición como política de Estado la desaparici­ón forzada por ocultamien­to de paradero”, relata el documento.

La organizaci­ón denuncia un “agravamien­to” de las desaparici­ones forzadas de corta o mediana duración, y cita el caso del diputado indígena y exaliado del sandinismo Brooklyn Rivera; también el del del joven Carlos Bojorge. “En estos casos, las autoridade­s han negado dar informació­n sobre el paradero fidedigno de ellos (...) De tal manera que no se tiene certeza de sus condicione­s de detención, ni constataci­ón de su estado de salud y vida. Se identificó que autoridade­s penitencia­rias recomendar­on a los familiares buscar a las personas detenidas políticas ‘en las morgues’, incrementa­ndo la zozobra de ellos, lo que constituye otro tipo de tortura”, documenta la UDJ y resalta que el Poder Judicial rechaza los recursos de exhibición personal (habeas corpus) de los detenidos por razones políticas.

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EL PAÍS Managua. Una mujer protesta afuera de la prisión de El Chipote en la capital de Nicaragua, por pariente detenido.

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