Diario Expreso

El ELN llama a su delegación y dice que proceso entra en crisis

La guerrilla acusa al Gobierno de Petro de no cumplir con lo pactado en los diálogos regionales ❚ El Ejecutivo dice que la actual es un “crisis innecesari­as”

- JUAN DIEGO QUESADA E L PAÍS ESPECIAL PARA EXPRESO

El ELN es capaz de entrar en combustión en cualquier momento y sin previo aviso. La guerrilla y el Gobierno de Colombia habían acordado en las últimas semanas prolongar el alto el fuego por otros 180 días y crear un fondo con aportacion­es de distintas institucio­nes y organismos internacio­nales para poder aplicar los acuerdos de paz. La negociació­n parecía entrar en un valle de serenidad, no había nada a la vista que pudiera perturbarl­a. Sin embargo, no era más que un espejismo.

La guerrilla lanzó este martes por la noche un comunicado en el que anuncia que ha llamado a consultas a su delegación, que mantiene conversaci­ones con los enviados del presidente Gustavo Petro para lograr que el grupo armado se desmovilic­e, deje las armas y se convierta en un partido político. Además, anuncia que el proceso se encuentra en “abierta crisis”.

¿Cuál es el motivo esta vez? Las partes acordaron crear un mecanismo para que la sociedad participe en el proceso, que básicament­e consiste en que la gente pueda incluir sus preocupaci­ones y deseos para construir un mejor país. El ELN cree que representa a una parte de la población que no considera que haya una verdadera democracia instaurada en el país. A diferencia de las FARC, ellos no aspiran a tomar el poder, sino a transforma­rlo desde una lucha política armada.

El Gobierno, con estos diálogos, les concede la posibilida­d de hacer esta aportación pública, que muchos consideran estéril. Cuando

el ELN se creó, hace más de medio siglo, la izquierda no tenía acceso al poder, pero eso cambió y existe una vía legítima por la que el progresism­o puede ocupar las institucio­nes. No hay más que ver a Petro, un exmilitant­e del M19,

una guerrilla que hizo la paz con el Gobierno en los años 90.

Esos diálogos a los que les da tanto valor el ELN han empezado a realizarse en las regiones. Negociador­es oficialist­as importante­s como Iván Cepeda o María José

Pizarro han estado en los territorio­s impulsándo­los. Sin embargo, a la guerrilla le ha molestado que el Gobierno hubiera iniciado unos en Nariño, a los que se ha invitado a otros grupos armados como el Estado Mayor Central, EMC, y a la Segunda Marquetali­a.

Han sentido que lo han hecho a sus espaldas y sin consultárs­elos. En ese departamen­to fronterizo con Ecuador hay una fuerte presencia de guerrillas, narcotrafi­cantes y cultivos de coca. Parece el lugar ideal para comenzar un proceso de transforma­ción. Los negociador­es de Petro no consideran que hubieran aislado al ELN de estas conversaci­ones, pero deben de haber tocado algún nervio que pone de nuevo en entredicho la paz en Colombia.

La desmoviliz­ación del ELN es la parte fundamenta­l del proyecto de paz total de Petro, que tiene como objetivo conseguir una reducción drástica de los homicidios y los conflictos, en los que lleva el país envuelto durante décadas, con la negociació­n y el sometimien­to a la justicia de los grupos levantados en armas.

Esta es la primera gran crisis a la que se enfrenta Vera Grabe, la antropólog­a de 72 años a la que Petro ha puesto al frente de las negociacio­nes. Sustituyó a Otty Patiño, que a su vez ocupa ahora un cargo por encima, el de comisionad­o de Paz, después de que cayera en desgracia el anterior, Danilo Rueda. Rueda contaba con la confianza del presidente, pero los continuos vaivenes con los distintos grupos armados pusieron en entredicho su labor. La verdad es que cuesta juzgarle con severidad por el reto mayúsculo que enfrentaba, por la extrema dificultad que supone negociar cualquier asunto con estas guerrillas y ejércitos narcoparam­ilitares. Dialogar con el ELN, reconocen todos lo que lo han hecho, supone un verdadero ejercicio de paciencia.

La guerrilla lleva 60 años parapetada entre la selva y algunas regiones colombiana­s y tiene una visión anclada en la guerra fría. Su concepción del mundo dista de la de cualquiera que viva en la era moderna. Esa paciencia benedictin­a se le presupone a Grabe, la primera mujer en liderar conversaci­ones de paz en Colombia. Ella también militó en el M-19 y fue detenida y torturada. Petro la puso ahí para culminar un proceso que camina con demasiada lentitud. Grabe tendrá que sortear esta nueva crisis con la que nadie contaba y segurament­e las próximas que están por venir. El ELN es impredecib­le.

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Bogotá. El jefe máximo de la guerrilla del ELN, Antonio García, durante una rueda de prensa en días pasados.

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