Niñez vulnerada: Una ola de dolor que enluta al Ecuador
Se registran 54 casos de maltrato físico infantil entre enero y febrero de 2024 ❚ El COIP pena el maltrato infantil con cárcel o trabajo comunitario
Febrero amaneció con un manto de tristeza. La comunidad de María Magdalena, en Tulcán, se vio envuelta en un torbellino de dolor y conmoción al descubrir el cruel asesinato de dos niñas: Briana y Génesis Campo, de 3 y 10 años, respectivamente. Desaparecidas desde octubre de 2023, sus pequeños cuerpos fueron encontrados sin vida, el pasado 13 de febrero, dejando una profunda herida en la comunidad y un país consternado.
GRACE VÁSQUEZ especialista de protección de la niñez Childfund Ecuador
No podemos continuar ignorando las graves consecuencias que la violencia tiene en los niños. El maltrato no puede considerarse una forma de crianza.
GLORIA CASTRILLÓN psicóloga de la Fundación Azulado
No podemos seguir siendo espectadores. La pasividad nos convierte en cómplices de esta tragedia. Se requiere una profunda sensibilización social.
Días después, en Riobamba, la tragedia se repetía. Dana Ramos, de apenas 8 años, víctima de la violencia, fue hallada sin vida en una cisterna de la casa de sus abuelos paternos. Los involucrados serían su progenitor y una prima. Un hecho que, lejos de ser aislado, desnuda una realidad lacerante: la violencia contra la niñez en Ecuador se ha convertido en una epidemia que exige atención urgente.
El hogar, espacio que debería ser un refugio de seguridad y protección, se transforma en un escenario de terror para muchos niños, solo en este escenario se provoca el 80 % de los casos.
Grace Vásquez, especialista de protección de la niñez de Childfund Ecuador, explica que el mal manejo de las relaciones entre adultos, las deudas impagas o la violencia intrafamiliar, son algunos de los detonantes que pueden desencadenar en este flagelo. Las niñas son las más afectadas. Según Vásquez, 1 de cada 10 casos de violencia contra la niñez se denuncia, mientras que el resto queda en el silencio, invisibilizado por el miedo o el desconocimiento.
Un estudio de Unicef revela que la mitad de los niños en Ecuador ha sufrido gritos, golpes e insultos. Una aterradora estadística que evidencia la magnitud de la violencia que impacta a la niñez ecuatoriana. Unicef advierte que la violencia deja una profunda huella en las víctimas. Los niños que la sufren pueden convertirse en potenciales maltratadores al llegar a la adultez, mientras que las niñas, normalizando la violencia, se convierten en víctimas propensas a lo largo de su vida.
Según la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen), en lo que va del año se han registrado 54 casos de maltrato físico a niños, niñas y adolescentes. El 2022 fue el año donde más casos se registraron con 441, mientras que en el 2023 se dieron 388 hechos violentos.
Gloria Castrillón, psicóloga de la Fundación Azulado, desentraña la compleja dinámica de la violencia: una danza macabra donde víctima, victimario y espectador se entrelazan en un círculo vicioso de dolor.
El corazón del victimario tiene una profunda incapacidad para aceptar el rechazo. Un hombre que se resiste a perder su “objeto de amor”, que se transforma en un agresor despiadado, capaz de asesinar a su pareja, a sus propios hijos, en una escalada de violencia sin límites.
El maltrato hacia los niños muchas veces es un reflejo de las relaciones disfuncionales entre los adultos. Otro ejemplo de esta problemática se dio el pasado 19 de mayo de 2023 en la parroquia de Calderón, extremo norte de la ciudad, un adolescente murió apuñalado por el exnovio de su hermana, víctima de un hombre que no acepta el fin de una relación. Los niños, por su condición física y emocional, son presa fácil de las agresiones.
Para Sybel Martínez, directora de grupo Rescate Escolar, es inadmisible el silencio del Gobierno frente a la triste realidad que vive la niñez.
“El sistema de justicia debe dejar de ser un agresor más para las víctimas”, señala. La lentitud del sistema, la falta de respuesta oportuna y la inexistencia de un ente rector de la política pública de protección a la niñez son factores que desalientan la denuncia y perpetúan la violencia.