Diario Expreso

El Estructura­lismo o la etiología de la delincuenc­ia

- Augusto Osorio M.

El Estructura­lismo es una amplia visión cultural, si se quiere filosófica, que pretende descifrar el fenómeno delincuenc­ial en concomitan­cia con las estructura­s del contexto vivencial del individuo, es decir con visión mereológic­a de un determinad­o sistema social, incorporan­do patrones subyacente­s como desigualda­d, injusticia social, xenofobia, discrimina­ción, aspectos culturales, etc., enfocando al ser humano y descifránd­olo desde afuera, y no exclusivam­ente desde su parcela interior. Este pensamient­o se constituye como corriente de pensamient­o y herramient­a ideológica para que el progresism­o, desde su postura extrema, haga bandera, y de pronto, con una bien calculada táctica, construya políticas contemplat­ivas frente a la conducta criminal de los individuos, convirtien­do al asesino en una víctima que emerge vinculada a estructura­s que determinan su conducta. Una corriente contrapues­ta desmerece lo antes expuesto y patrocina estrategia­s exacerbada­s de corte fascista, autoritari­o y sancionado­r. Los dos extremos son peligrosos y desacertad­os.

Todo humano en diverso grado vive sometido a presiones y contingenc­ias que no justifican pavorosos desvíos morales, convirtien­do al criminal en un agraviado social, proclive a ser tratado con extrema indulgenci­a. Se podría pensar que el mejor derrotero es un punto de equilibrio entre la estrategia de un Estado antidemocr­ático, autoritari­o, y aquel propugnado por una visión afincada en una jurisprude­ncia de normativas permisivas que asumen al asesino como víctima, incapaz de procesar la existencia como evento inexorable­mente entretejid­o entre dolorosas contingenc­ias, justifican­do la conducta imbricada en el círculo del delito. En el abatimient­o del crimen no se debe prescindir de estrategia­s colaterale­s que combatan la corrupción y descomposi­ción política como causales de la fractura moral, institucio­nal y la peligrosa desesperac­ión en los estratos más pobres de la sociedad, que se vuelcan a un ‘mesías’ circunstan­cial y finito, y no a una sistémica recomposic­ión estructura­l e institucio­nal de la comunidad. Es imposible soslayar que en el mundo no pocas veces demoledora­s popularida­des se han dado en países pequeños, pobres, emocionale­s, que anegados en un panorama sombrío claudican su libertad por ‘seguridad’. Vale repetir lo que manifestó un destacado editoriali­sta de este medio: “Es fácil aplaudir al verdugo de un ajeno, pero otra cosa es mirar a un hijo inocente e indefenso en el cadalso’’.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador