Sarampión: cómo evitar el contagio
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Las manchas rojas en la piel y la fiebre son dos síntomas característicos del sarampión, una enfermedad causada por un virus de la familia de los paramixovirus.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que el primer signo de sarampión suele ser la fiebre alta, que comienza unos 10 o 12 días después de la exposición al virus y dura entre 4 y 7 días. “En la fase inicial, el paciente puede presentar rinorrea (secreción nasal), tos, ojos llorosos y rojos y pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas”, apunta esta entidad.
Asimismo, explica que al cabo de varios días aparece un exantema (erupción en la piel de color rojizo), generalmente en el rostro y en la parte superior del cuello, que se extiende en unos 3 días y acaba por afectar a las manos y los pies. “El exantema dura unos 5 o 6 días y luego se desvanece. El intervalo entre la exposición al virus y la aparición del exantema oscila entre 7 y 18 días”, aclara.
“Mucha gente considera que el sarampión es una enfermedad propia de la infancia que se supera y que no tiene muchas consecuencias. Sin embargo, sobre todo para quienes no han recibido una correcta vacunación, existe la posibilidad de que se produzca una serie de complicaciones como encefalitis (inflamación cerebral), diarrea, neumonía o sordera”, según la OMS. Incluso, se estima que entre 1 y 3 de cada 1000 infectados fallecen”, señala Luis Ignacio Martínez Alcorta, miembro del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. El especialista detalla que el virus del sarampión se transmite por vía respiratoria, mediante las pequeñas partículas que emite una persona infectada cuando habla, tose o estornuda.
95%
DE LAS PERSONAS se cuidan con la vacuna vtriple vírica. Con una segunda dosis llegan al 99%.