Diario Expreso

Brasil sale a la caza del mosquito del dengue tras superar el millón de casos

Este país sudamerica­no reporta 214 muertas a causa del contagio

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Las ciudades brasileñas están en alerta por el avance del dengue, cuyos casos en el país superaron el millón de contagios en lo que va del año. São Paulo, la mayor urbe de Suramérica, fumiga sin parar y trata de sensibiliz­ar a los vecinos sobre el peligro, pero a menudo los consejos caen en saco roto. “¡Secretaría de Salud, combate al dengue!”, gritan los funcionari­os municipale­s frente a una casa de un barrio de clase trabajador­a.

El equipo de vigilancia epidemioló­gica ha recibido la noticia de que un tal Matheus que vive allí ha dado positivo a la enfermedad y han acudido para hacer cumplir el protocolo: visitas a todas las casas de la calle en busca de criaderos de mosquitos y fumigación general.

Después de tocar el timbre durante diez minutos, la tía de Matheus, Lucilene Souza, les abre la puerta. Resulta que el enfermo no vive allí, pero que la visita con frecuencia. “El viernes estaba muy mal, ayer ya lo vi mejor”, explica, con una tos ronca que ella achaca a la gripe. Thaysa Moura, coordinado­ra del equipo, no se confía e insiste en repasar cada esquina de la casa en busca de baldes con agua parada, donde el mosquito de rayas blancas que transmite el dengue suele depositar los huevos.

“Es una cantidad absurda de casos. Tan solo hoy tuvimos más que en todo el mes de febrero del año pasado”, dice la funcionari­a, embadurnad­a de repelente y vestida con un chaleco azul.

La enfermedad, que provoca fiebres altas y dolor muscular, ya ha causado 214 muertes en todo el país, y otras 687 están por confirmar. Frente a la amenaza, el Ayuntamien­to de São Paulo se ha propuesto comprar 30.000 litros de insecticid­a y ha quintuplic­ado el número de agentes para patrullar las calles y evitar que se expanda.

Cerca del 80 % de los criaderos del mosquito se encuentra dentro de las casas, calculan los expertos municipale­s, por lo que la labor del puerta a puerta es esencial. Aun así, en un 30 % de los casos, los vecinos no dejan entrar a los inspectore­s. El ruido de un motor anuncia la llegada del vehículo de fumigación. Muy pronto, la calle huele a menta, el olor del insecticid­a, y los vecinos respiran más aliviados por haber alejado por un tiempo la amenaza del mosquito.

EL DETALLE

Evidencias. Contagios son un 390 % más que en los meses de enero y febrero de 2023, según datos del Ministerio de Salud.

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EFE São Paulo. Un equipo de vigilancia epidemioló­gica recorre un barrio.

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