Diario Expreso

¡El IESS tiene centros de servicio que dan pena!

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En esta institució­n -IESS-, que fue creada para solventar preocupaci­ones de los enfermos del estado llano, alguien debe hacer algo urgente para que no se sigan robando los medicament­os a vista y paciencia de quienes aparecen como administra­dores de estos bienes. Los dineros del IESS ya no alcanzan para nada porque los préstamos millonario­s que fueron concedidos al Estado a espaldas del pueblo, los están pagando a cuentagota­s. Es una organizaci­ón acéfala que causa asco y tristeza a la vez, pues está preñada de una política corrompida que tiene metidas sus manos en todo, con mafiosos conocidos que hacen de las suyas al interior de hospitales y clínicas prestadora­s de servicios. Hace poco me tocó vivir en carne propia la angustia que sentía mucha gente que había madrugado en busca de atención en un centro de especialid­ades llamado Letamendi, ubicado en Lorenzo de Garaicoa 3029 y Letamendi. Aquí algunos pacientes optaron por retirarse del lugar; los viejitos con 80 años de edad no pudieron subir cinco escaleras de doce escalones cada una. También nos tocó observar a otros pacientes que ganaron la aventura, cuando hijos y nietos se vieron en la necesidad de subirlos al hombro. Al parecer, directivos del IESS no tienen cinco dedos de frente, pues evitarían comprar edificios sin ascensor y sacarían de encima el horrible martirio a enfermos de edad avanzada. ¡Hasta cuándo directivos del IESS nos siguen viendo la cara de tontos útiles! A través de varias generacion­es y en el transcurso de los tiempos pocos han sido los que elevaron el volumen de sus voces para ordenar y plasmar en realidad buenas ideas, en una sucesión de cosas nobles. Alguien dijo que la felicidad nace como las rosas, entre espinas y trabajo. Para solucionar el problema por el que estamos preocupado­s, debemos ser nosotros mismos los que enseñemos cómo se sirve al prójimo desde cualquier lugar de este nuevo gobierno. Para muchos, el presidente del Consejo Directivo del IESS parece solo una sombra que se mueve al vaivén de falsos perjuros políticos de cafetín. Hemos llegado a creer que es aquí donde la Fiscalía debe intervenir de lleno, sin dejar que nadie escape, porque existen voces del pueblo de que aquí se esconde una gran masa de los que saquean las arcas fiscales. Los ciudadanos libres hagamos algo para que no desaparezc­a el IESS. Es lo único que nos queda a quienes, como dice el poeta, “se nos está acabando la tarde”. José Emilio Ruiz Ortiz

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