El invierno les cambia el estilo de vida
⬛ Resignarse a vivir con el agua hasta las rodillas durante los cuatro o cinco meses que dura la temporada lluviosa (que suele empezar en enero y extenderse incluso hasta mayo) y aguantar la fetidez de las aguas estancadas que se rebosan a causa de las inundaciones. Esa es la trágica realidad que viven año a año los habitantes de Jujan.
“Desde que tengo memoria de mi pueblo, las calles se van a pique con el mínimo aguacero. Primero por el desborde de los ríos y segundo porque aquí no tenemos alcantarillado. La plata para esta obra llegó, pero no sabemos qué se hizo”, manifestó un morador.
Este sector, como la mayoría de los barrios de la zona urbana, se encuentra anegado desde hace ya tantos días que ni los habitantes logran ponerse de acuerdo al respecto. Para algunos han sido tres semanas, para otros hasta un mes y medio.
Lo cierto es que las calles y viviendas llevan sumergidas el tiempo suficiente para que el agua se haya estancado y cambiado a un color verdoso, esté llena de lama y emane un olor nauseabundo, imposible de aguantar para el olfato de los forasteros.
Sin embargo, los residentes ya ni perciben estos detalles y caminan entre la basura, palizadas, desechos fecales y tantos otros residuos que flotan por las calles, convertidas en vertientes de los tres ríos (Los Amarillos, Chilintomo y Jujan) que atraviesan al cantón, los cuales están tan crecidos por las continuas lluvias que una garúa basta para rebosarlos.
“Hemos perdido muebles, electrodomésticos, ropa, comida y a varias casas se las ha llevado la corriente. Y lo único que hacen (las autoridades) es venir de repente a dejar kits de ayuda y creen que con eso ya solucionan todo”, relató un habitante de la cooperativa Primero de Mayo, otro de los sectores gravemente afectados por el temporal. El ciudadano no quiso identificarse, para “no tener problemas” con el Municipio.
EL DETALLE
Afectaciones. Decenas de vehículos se dañan a diario en medio de la carretera que conecta a Jujan con Babahoyo.