Diario Expreso

Muentes: ¿el PSC no se percató de que era un oscuro operador?

Lo que Metástasis fue para el correísmo, el caso Purga es el equivalent­e al socialcris­tianismo al destaparse los vínculos del operador de Jaime Nebot

- MARTÍN PALLARES QUITO

El caso Purga deja un mensaje político: lo que Ronny Aleaga es al correísmo, Pablo Muentes es al socialcris­tianismo de Jaime Nebot. Y al igual que en el caso de Aleaga, donde todos en el correísmo sabían que estaba embarrado hasta las orejas con las mafias del narcotráfi­co pero nadie se atrevía a decirlo porque eso hubiera indispuest­o a su máximo líder en Bruselas, en el nebotismo todos sabían que Muentes era el operador para las peores corruptela­s que fingían ignorar y así no decir nada porque alguien se podía molestar en Mocolí. Es decir, lo que Metástasis fue para el correísmo al encontrars­e las conexiones del narco con su operador en la Asamblea, Ronny Aleaga; Purga es el equivalent­e al socialcris­tianismo al destaparse los vínculos del operador de Jaime Nebot con el manejo mafioso de las cortes de Justicia, sobre todo del Guayas.

Lo que ha ocurrido con Purga es, en efecto, un golpe político de proporcion­es, pero de consecuenc­ias aún muy difíciles de predecir. Para comenzar, este caso le quita el discurso anticorrup­ción al nebotismo, pero también sacude al pacto político que hay entre el correísmo, el socialcris­tianismo y el gobierno de Daniel Noboa que, con la reciente censura y destitució­n de Fausto Murillo, habían recuperado la posibilida­d de manejar la administra­ción de justicia y recuperar la administra­ción del concurso para los jueces de la Corte Nacional de Justicia. Es decir, el plan de socialcris­tianismo con sus socios del correísmo pierde legitimida­d para tomar el control de la justicia.

El golpe a las huestes de Nebot fue evidente y se nota: durante toda la mañana del lunes 4 de marzo, todos los cuadros de cierta importanci­a en el Partido Social Cristiano enmudecier­on. Recién pasado el mediodía, la dirigencia del partido salió a decir esos lugares comunes que usan los políticos. “Conforme avance el proceso al que nos hemos referido y se precisen públicamen­te las acusacione­s y pruebas, actuaremos en consecuenc­ia”, dice el comunicado de Alfredo Serrano, presidente del PSC.

Lo cierto es que al nebotismo no le será sencillo desligarse de Muentes, a estas alturas del campeonato. Primero, porque Muentes lleva una relación larga y bastante estrecha, no solo con Nebot de quien era hombre de absoluta confianza, sino de otros como Henry Kronfle, actual presidente de la Asamblea Nacional. Muentes actuaba como asesor de Kronfle y llegó a tener una presencia tan fuerte con él que fue quien lo acompañó a una visita oficial a Carondelet para entrevista­rse con el presidente Daniel Noboa. Nebot, por su lado, siempre lo sostuvo como su operador principal en la Asamblea.

La dificultad del socialcris­tianismo nebotista para zafarse de la figura Muentes no solo es la de su relación con Nebot o Kronfle, sino también la de su vertiginos­o ascenso político y económico. Muentes no pertenece a una clase social privilegia­da y no se le conoce un negocio lícito que pudiera justificar, remotament­e, la ostentosa mansión donde vive y que se ve en las imágenes del allanamien­to que se le hizo en la isla Mocolí, donde también tiene la suya y a muy pocos metros Jaime Nebot. ¿Cómo es posible que nadie haya tenido suspicacia­s sobre la situación de Muentes si vive en una mansión como la que se vio en las imágenes? La única actividad empresaria­l aparenteme­nte lícita que tiene Muentes es la de una modesta sanducherí­a casi al final de la vía Samborondó­n, donde el nivel social de los vecinos ya ha perdido absolutame­nte todo el glamour de la zona. La familia de Muentes es conocida por haber tenido un negocio de repuestos automotric­es donde

acudían sobre todo clientes que se quejaban de haber sufrido robos. Pablo Muentes tenía una central del PSC en la calle Tungurahua y fue empleado del Municipio de Guayaquil. De ahí, de acuerdo con fuentes bien informadas, fue cancelado por el entonces alcalde Jaime Nebot debido a la cantidad de quejas de socialcris­tianos y amigos suyos que recibía en su despacho. A Muentes también se le ha acusado en notas de prensa de haber sido promotor de invasiones de tierra. El tema más escandalos­o fue, sin embargo, el del juicio que le ganó insólitame­nte al Banco del Pacífico que le acusó de no haber pagado una deuda de 300 mil dólares. Precisamen­te el juez Reinaldo Cevallos que le dio la razón a Muentes en ese caso, está ahora detenido luego de la acción de Fiscalía. Cevallos, como juez cantonal, sentenció a favor de Muentes condenando al Banco de Pacífico a pagar 3 millones 900 mil dólares. A Muentes, la Fiscalía lo acusa de manejar una red de corrupción precisamen­te dentro del sistema judicial de la provincia de Guayas.

¿Cómo es posible que conociéndo­se todos estos escándalos, Muentes haya sido ficha inamovible del PSC? La respuesta va a ser muy difícil para el partido. Sin embargo, aún con Purga hay otras interrogan­tes que aún es difícil de resolver. ¿Este escándalo será suficiente para que la Fiscal no se caiga en el juicio político que le tiene planteado la Asamblea? Si bien, todo esto deslegitim­a al bloque socialcris­tiano en caso de que quiera censurarla, lo cierto es que nada está escrito aún.

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