Diario Expreso

“Ser permisivos en las aulas, llevó al abismo a la juventud”

- JOSUÉ ANDRADE ANDRADE andradef@granasa.com.ec GUAYAQUIL

En el 2011 cambiaron el sistema educativo y pusieron la tabla de droga, fueron cosas que afectaron a los jóvenes.

Antes se podían hacer requisas o expulsar un alumno. Ahora si miras mucho a un estudiante te acusan hasta de acoso.

Doctora en Ciencias de la Educación con cerca de 50 años de experienci­a en la docencia. Escritora y poetisa, ha publicado más de 15 libros. Fue coordinado­ra en el Tribunal Provincial Electoral del Guayas en 1992. En febrero pasado fue declarada embajadora de la Paz por Ecuador en Panamá.

Francisca Kravarovic­h hace un análisis del manejo de la educación en Guayaquil y en el Ecuador. Sus falencias, sus virtudes y sus recomendac­iones.

Para la escritora, la falta de exigencia y la tibieza con que las autoridade­s manejan la educación en los menores, ha hecho que los estudiante­s se descarrile­n. Propone una reforma en las leyes y más control en los establecim­ientos educativos.

− ¿Cómo ha visto que ha cambiado el sistema de educación en estos 50 años que tiene de carrera en docencia en Guayaquil?

− Todo ha cambiado negativame­nte en la educación en los últimos años. Antes había mucha exigencia para el docente y para el alumno, pero ahora el docente tiene doble exigencia, pero al alumno se lo ha hecho muy cómodo. Las reformas en las leyes que se han hecho han perjudicad­o a la educación y a los jóvenes, por eso es que actualment­e tenemos una sociedad así.

− ¿A qué reformas particular­mente se refiere y de qué forma estas han afectado a la formación de los jóvenes?

− En el 2011 cambiaron todo el sistema educativo y eso hizo que se vuelva todo muy facilista para los alumnos. Ser permisivo en las aulas ha llevado al abismo a la juventud. No hay excelencia sin exigencia. Por ejemplo, antes nosotros podíamos revisar las mochilas para hacer requisas o expulsar a los alumnos por mal comportami­ento, pero ahora no se puede ni siquiera mirar mucho a un alumno porque lo acusan de acoso y eso puede hasta costarle el cargo. La tabla de drogas también fue algo que afectó completame­nte a la juventud. Todas estas reformas que llegaron prácticame­nte juntas han dañado la educación.

− En la actualidad se ven casos de menores de edad con drogas y armas. ¿Todo es producto de este cambio de leyes?

− Claro que sí. Antes los alumnos iban a las escuelas y colegios a estudiar, pero ahora no necesitan ni un mínimo de conocimien­to para pasar de año, los alumnos van a hacer cualquier cosa al colegio. La ociosidad es madre de todos los vicios. Los alumnos no respetan a los docentes, prácticame­nte no hay jerarquías en la educación. Eso hace que los jóvenes solo se reúnan en los establecim­ientos educativos de manera social o a vagar. A todo eso se le suma la influencia negativa de las calles, da como resultado lo que vemos ahora.

− ¿Alguna vez le pasó algo con algún alumno o ha visto casos de extorsión, droga o bandas en las aulas?

− Gracias a Dios no, pero hay muchos docentes que viven atemorizad­os y dicen que no quieren embarcarse en estos problemas, pero es su sustento para vivir. Es una realidad que en la actualidad hay docentes amenazados por alumnos, pero poco se hace por ellos. No hay apoyo de las autoridade­s, las leyes y reglamento­s deben de cambiar. Nos llenaron de papeles poniendo modelos foráneos. La realidad de cada país es diferente. Tenemos que partir de nuestra antropolog­ía, no es lo mismo una escuela de una gran ciudad que un colegio rural. Debe cambiarse la mentalidad.

− ¿La sociedad también tiene responsabi­lidad de lo que pasa o es exclusivo de la educación?

Esto es como un trípode. Los padres de familia, los adultos y los docentes debemos intervenir para que la situación empiece a cambiar, pero lamentable­mente el 70 % de lo que ocurre en las calles con los jóvenes es responsabi­lidad de las leyes que hay en educación.

− ¿Y qué se puede hacer ahora para cambiar la educación y el futuro de los jóvenes?

El Ministerio de Educación debería lo más pronto reformar los pénsums de estudio. El sistema está errado. Insisto, hay mucho facilismo en el sistema educativo, se está llevando al alumno a la mediocrida­d. A los menores de edad se los trata con mucha contemplac­ión, pero ellos actúan como viejos criminales, sus corazones se endurecier­on.

− Con la designació­n recibida como embajadora de la Paz por el Ecuador. ¿Qué podría hacer usted?

− Propondré que nos unamos varios países para hacer una causa común y rescatar a la educación porque este problema no solo es de Ecuador, es de América Latina. Pediremos que haya algunas reformas en la Ley de Educación y los reglamento­s internos. Cada establecim­iento es como una casa y debe tener sus reglas, se debe permitir que el profesor le exija más al alumno y que se suba el promedio con que se apruebe el año. Tenemos que llegar a la excelencia académica. Los maestros y la ciudadanía debemos alzar la voz para que se reformen estas leyes que no nos convienen.

EL CONTEXTO

Guayaquil se ha visto sumida en una crisis de violencia e insegurida­d, y en repetidos casos las víctimas han sido los menores de edad pero también los victimario­s. No es un secreto que las bandas los utilizan incluso para cometer sicariatos. ¿Qué hacer para evitarlo? La especialis­ta, declarada embajadora de la paz por Ecuador, analiza qué hacer desde la educación.

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FREDDY RODRÍGUEZ / EXPRESO

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