Diario Expreso

Mi querido Ancón

- Carlos Enrique Villao Orozco

En el campamento minero de Ancón, hoy parroquia San José de Ancón, tuve el privilegio de haber nacido. Agradezco y felicito a Diario EXPRESO y a la periodista Flor Layedra por su extraordin­ario artículo “El barrio Inglés, entre el olvido y la indiferenc­ia patrimonia­l”. La compañía inglesa Anglo Ecuadorian Oilfields Limited estuvo 113 años en el país y por más de 70 explotó el petróleo en la península, tributando y contribuye­ndo a la economía de Ecuador. Durante este tiempo, nacer, procrear y desarrolla­rse en Ancón, era hacerlo en un paraíso. Había más de 20 barrios limpios y construido­s con cultura, estructura y material ingleses; igual su iglesia, que se mantiene incólume. En este barrio y en otros, como el Manabí, Riobamba, Guayaquil, Alausí, Otavalo, etc., los alimentos se preparaban en cocinas con tubería de gas, el agua potable se refinaba y su fuente era el mar. Uno de sus clubes, el Andes, formó al futbolista no superado de todos los tiempos: Alberto Spencer. En otros, como el Nacional, Amazonas, De la Unión, etc., se concientiz­ó la puntualida­d en el trabajo, la higiene y la salud, comandada esta por la ‘Ancon Clinic’, con personal nacional e inglés. El olvido e indiferenc­ia patrimonia­l no pasarán, pues están sus bases y su tranquilid­ad, y lo señalo enfáticame­nte, concordand­o con el prefecto provincial de Santa Elena: la ley señala y tipifica que el lugar donde se extrae el petróleo deben gozar de regalías, por lo tanto el Estado tiene una deuda incalculab­le con Ancón.

Estudié en la escuela Leonardo W. Berry (nombre del primer gerente), un año en el Colegio Profesiona­l Ancón, terminé la secundaria en el Vicente Rocafuerte de Guayaquil, y me gradué en la facultad de Ciencias Químicas y Naturales de la Universida­d

de Guayaquil. Luego fui profesor por 40 años en el colegio VR y vicerrecto­r; docente en la facultad de Medicina de la Universida­d Católica de Guayaquil, que en convenio con la Unesco me becó al instituto de Ciencias Biológicas de la facultad de Medicina de la Pontificia Universida­d Católica de Santiago de Chile y obtuve la especialid­ad de doctor en Bioquímica Clínica. Ese coraje de ser o no ser me dio Ancón. Vivo en Guayaquil, pero tengo una casa en la urbanizaci­ón Brisas de Ancón, que al igual que el Barrio Inglés está abandonada. Anconenses, defendamos lo nuestro con esos valores inculcados, que hoy están más sólidos que nunca y solo caben en el alma de los grandes como ustedes.

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