Jardim Pantanal, barrio brasileño que trabaja contra el ‘racismo ambiental’
En Brasil, en 2022, 457 personas fallecieron por las lluvias torrenciales
Cerca de diez millones de brasileños viven en zonas de riesgo susceptibles de desastres ambientales, como los habitantes de Jardim Pantanal, en São Paulo, que, cansados de vivir bajo la amenaza constante de las inundaciones, se han organizado contra lo que consideran “racismo ambiental”.
En este barrio ubicado en el extremo este de la ciudad y a las orillas del río Tietê, la geografía facilita que el agua se acumule en unas calles que hasta hace poco estaban desprovistas de alcantarillado y no existía sistema de gestión de residuos. Con el impacto del cambio climático, la situación ha empeorado para los más de 50.000 habitantes de Jardim Pantanal, entre los que se encuentra Reginaldo Pereira. Habitante de este barrio desde hace 20 años, observa un cambio ‘radical’ en el clima.
“La lluvia que antes caía en un mes, ahora ocurre en unos minutos”, lamenta. Asegura que antes no se veían “desastres como los que suceden ahora”. Pereira señala que, a pesar de que están cada vez más preparados para afrontar estas crisis, hay ocasiones en las que solo les queda refugiarse en las escuelas y prepararse para recuperar lo que el agua haya dejado en sus casas, un problema que se repite en muchas zonas de Brasil consideradas de riesgo.
En 2022, las lluvias torrenciales e inundaciones mataron a 457 personas en Brasil, la máxima cifra ya registrada por la Confederación Nacional de Municipios. “El Ayuntamiento solo actuaba en momentos de extrema emergencia”, denuncia Leila Vendrametto, miembro del Instituto Alana, que trabaja desde 1994 en Jardim Pantanal para dar apoyo a esta comunidad, por muchos años abandonada por las instituciones locales.
A su juicio, la falta de garantía de derechos básicos en Jardim Pantanal es un claro caso de lo que denomina ‘racismo ambiental’, donde parte de la inacción institucional se debe al prejuicio contra las zonas más pobres, negras y socialmente vulnerables. Ante la falta de soluciones del poder público, los vecinos han recurrido a elevar con tierra y escombros el terreno alrededor de sus casas. Levantan una especie de barricada para evitar que el agua entre en sus hogares, muchos de los cuales terminan por debajo del nivel de la calle. Pereira ha tenido que realizar ‘más de 12 obras para levantar su terreno’ y calcula que este se encuentra ‘alrededor de 2 metros’ por encima de su nivel inicial.
Sin embargo, a partir de 2018 las fronteras de la acción comunitaria se expandieron. El proyecto ‘Urbanizar’, del Instituto Alana, impulsó la organización de los vecinos del barrio y permitió el desarrollo de un plan con todas sus exigencias y necesidades.
Gracias a él, en 2023 consiguieron que la estatal Compañía de Saneamiento Básico de São Paulo llevase a cabo las obras de regularización del agua y alcantarillado de gran parte del barrio, primer paso para conseguir su regulación urbanística.
Para Reginaldo Pereira, que preside la Asociación de Vecinos y Amigos de Jardim Pantanal, fue muy importante este trabajo vecinal porque, según argumenta, “nadie puede conseguir nada solo”. Aunque reconoce que aún queda mucho por hacer: “Necesitamos una guardería, una escuela más cercana, también necesitamos transporte”.
Si bien el Ayuntamiento ha propuesto la construcción de una mega balsa para solucionar el problema de las inundaciones, Vendrametto cree que “garantizar la calidad de los habitantes va mucho más allá”
EL DETALLE
Plan. El proyecto ‘Urbanizar’, del Instituto Alana, impulsa la organización de los vecinos del barrio y permite desarrollar un plan con todas sus necesidades.