LIANNE ZOETEWEIJ / ADMINISTRADORA DE ASOGUABO La holandesa que conquistó a bananeros
Hace 22 años atrás, cuando Lianne Zoeteweij aterrizó a Ecuador, nunca imaginó tener una estadía tan larga. Tampoco que este sería el país donde aprendería a dominar el español o donde se enamoraría del ceviche y el llapingacho, o lo que es mejor, el lugar que la desafiaría laboralmente, abriéndose paso en la industria del banano.
Zoeteweij nació hace 50 años en Rotterdam (Holanda) , donde estudió Administración de Empresas y se desempeñó como analista de mercado de melaza, un producto derivado de la caña de azúcar. Fue a sus 28 años, cuenta, cuando se le presentó la oportunidad de venir a Ecuador para trabajar para el Servicio Holandés de Cooperación al Desarrollo (SNV). La primera provincia que visitó fue Chimborazo, donde laboró junto a mujeres para orientar la comercialización de brócoli y de papa. Pero fue en el 2023 su primer contacto con el sector bananero, “también como asesora del servicio holandés y después como gerente de Comercio Exterior” de Asoguabo, la Asociación de Pequeños Productores de El Oro, que junto a ella pudo consolidar su oferta de fruta en el mercado internacional. Actualmente exportan a seis países. “Cuando me contrataron había un productor que me decía: usted ya está contratada para los próximos 20 años. Yo me reía, pero terminó siendo así”.
Su condición de mujer, señala, no ha sido impedimento para poder desarrollarse profesionalmente. En el campo, donde a diario debe trabajar rodeada de hombres, solo ha tenido una relación de respeto y cariño. Su dominio del inglés y cinco idiomas más, reconoce, fue un plus para abrirse paso en este mercado, pero aclara que trabajar con tesón y asumir desafíos han sido clave. “Los espacios para la mujer en este sector sí existen. He visto a muchas mujeres agrónomas, ejerciendo su profesión y hay excelentes profesionales”.
Hoy Zoeteweij es la administradora y la representante legal del gremio, en el que desde sus inicios trabajó para despojarlo de los malos manejos políticos de los que suelen ser víctimas las asociaciones, y encaminarla en una gestión estrictamente técnica. Trabajar en esto último les permitió perfeccionar el tema de calidad y ser uno de los gremios pioneros en imponer el comercio justo, a nivel global, algo que traduce en reconocimiento y mejor paga para la fruta. “Ahora estamos trabajando a nivel de clúster no solo con otros exportadores, sino con las cartoneras, las navieras, el Gobierno para mejorar leyes nacionales e internacionales que ayuden al sector”, dice ahora esta holandesa-ecuatoriana que sigue trabajando con esmero, sin pensar aún en una fecha de retorno hacia su país.