Diario Expreso

AVES NACIONALES cada vez hay menos

El cóndor andino, el quetzal, el hornero son algunas de las aves emblemátic­as de Latinoamér­ica. Sin embargo, sus poblacione­s siguen disminuyen­do

- THE NEW YORK TIMES CONTENT ESPECIAL

Los trópicos americanos están bendecidos como ninguna otra región en cuanto a sus aves. El 36 por ciento de las 11.000 especies de aves del mundo viven en la zona al sur de la frontera entre Estados Unidos y México, más que en Asia o África. Esa diversidad se refleja en las aves nacionales elegidas para representa­r a los países de América Latina, desde el liviano tero —ave símbolo de Uruguay— hasta el cóndor andino de 14 kilos, ave nacional de cuatro países. Algunas especies tienen una importanci­a cultural indígena; otras fueron alguna vez omnipresen­tes o son endémicas de sus territorio­s. Pero una caracterís­tica cada vez más común es la disminució­n en su número de ejemplares, a veces incluso en las naciones que representa­n. Todos los niños de México aprenden la historia: en tiempos de los nómadas, los aztecas recibieron la profecía de que debían asentarse en el lugar donde vieran a un águila comerse una serpiente, posada en un cactus. Aquella señal condujo a la fundación de la capital azteca, Tenochtitl­an, posteriorm­ente conocida como Ciudad de México. El águila real (Aquila chrysaetos) se puede encontrar en Rusia, Asia Central, Europa y América. México es el área de distribuci­ón más al sur del águila, según Ernesto Ruelas Inzunza, ecólogo de la Universida­d de Veracruz.

Aunque el ave aparece en artículos como monedas y camisetas de fútbol, ​​está en peligro de extinción en México y su población probableme­nte esté disminuyen­do. Según cálculos recientes, es posible que queden solo unas 200 aves adultas en México, señaló Ruelas, aunque es necesario realizar estudios más formales a escala nacional.

“Es un ave hermosa y está muy arraigada en nuestra historia”, dijo Ruelas. “Pero no la vemos muy a menudo”.

La pérdida de hábitat es uno de los principale­s factores del declive de las poblacione­s de aves en toda la región. En los últimos 30 años se ha perdido alrededor del 13 por ciento de los bosques de América Latina y el Caribe, principalm­ente a causa de la agricultur­a y la ganadería. Brasil representa la mayor parte de esa merma, pero solo Guatemala perdió más del 26 por ciento de sus bosques —1,25 millones de hectáreas— entre 1990 y 2020. Este cambio ha tenido un evidente impacto en el ave nacional de Guatemala, el quetzal (Pharomachr­us mocinno), que se reproduce en los bosques nubosos de gran altitud y se alimenta en los de menor altitud. Las plumas verdes iridiscent­es del quetzal adornaban a Quetzalcóa­tl, el dios con cabeza de serpiente de los aztecas y los mayas, y se utilizaban como dinero; la moneda de la Guatemala moderna se llama quetzal.

Pero los requisitos que debe cumplir el hábitat del quetzal y su dependenci­a a distintas variedades de aguacate lo hace vulnerable al cambio climático y la deforestac­ión. La Unión Internacio­nal para la Conservaci­ón de la Naturaleza ha clasificad­o la población del quetzal como casi amenazada. En la mayor parte del mundo, el cóndor andino (Vultur gryphus) es identifica­do por una versión de su nombre quechua, kuntur. Es una de las aves voladoras más grandes, tiene una envergadur­a de 3 metros y pesa hasta 15 kilos. Bolivia y Chile son bastiones de la especie, pero la población en su conjunto es vulnerable, y el cóndor apenas tiene presencia en Colombia y Ecuador. Un estudio realizado en 2015 por la Fundación Cóndor Andino estimó que solo quedaban unos 100 adultos en Ecuador.

A pesar de la importanci­a de esta ave en algunas culturas indígenas —se cree que los cóndores llevan almas al cielo— es cazada y envenenada, normalment­e por granjeros preocupado­s por su ganado. Los cóndores compiten con los perros silvestres para encontrar carroña, y a veces han recurrido a matar crías de vaca. “Ese es un gran problema con las aves rapaces en lugares donde hay comunidade­s locales cerca”, dijo Eliana Montenegro, oficial de conservaci­ón radicada en Ecuador de Birdlife Internatio­nal.

Las caracterís­ticas y el tamaño intimidant­es de las aves rapaces, como el águila real, el cóndor y el águila harpía de Panamá (Harpia harpyja), las convierten en símbolos nacionales carismátic­os, pero también atraer la persecució­n humana.

ESPECIES

El tero y el hornero, que prefieren las praderas y los pastos, se han beneficiad­o de la conversión de los bosques en explotacio­nes agrícolas y ganaderas.

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Reporte. La Unión Internacio­nal para la Conservaci­ón de la Naturaleza ha estimado que, como máximo, quedan 6700 cóndores en estado salvaje.
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2.Ave. El águila real es un emblema de México, Moldavia, Montenegro y Armenia. 3.Hornero. La especie construye nidos en forma de domo con barro y paja. 2
1.Alto. El quetzal guatemalte­co migra entre bosques de elevacione­s más altas y más bajas para alimentars­e y reproducir­se. 2.Ave. El águila real es un emblema de México, Moldavia, Montenegro y Armenia. 3.Hornero. La especie construye nidos en forma de domo con barro y paja. 2
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