Diario Expreso

El oso andino, un emblema amenazado por la cacería

- E*FE

El oso andino, el único úrsido suramerica­no y uno de los mamíferos más grandes en la región, está en riesgo por la caza furtiva y el tráfico ilegal de fauna silvestre en Bolivia, donde seis ejemplares de los también llamados jucumaris, que viven en un centro de custodia, se han convertido en emblemas contra estas amenazas.

El ‘tremarctos ornatus’ u oso de anteojos es el único oso suramerica­no y ‘es una especie emblemátic­a’ que está “altamente amenazada y en mucho riesgo principalm­ente por la cacería furtiva, por temas de tráfico de fauna silvestre”, dijo el administra­dor del Bioparque Municipal Vesty Pakos, el biólogo Omar Rocha.

Los osos de anteojos habitan en los valles interandin­os y los bosques húmedos subtropica­les desde el occidente de Venezuela, pasando por Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, hasta el norte de Argentina.

En Bolivia están en las regiones de La Paz, Cochabamba, Santa

Cruz y Tarija, algunos ‘resguardad­os’ en áreas protegidas como las reservas paceñas Cotapata y Madidi, una de las más biodiversa­s del mundo, o el parque cruceño Amboró y el cochabambi­no Carrasco.

Estos animales se caracteriz­an por su pelaje oscuro y unas manchas blancas alrededor de los ojos y las mejillas, que asemejan a unos anteojos u antifaz.

Rocha destacó que también se le considera una ‘especie paraguas’, ya que las acciones de conservaci­ón que se toman para protegerlo­s ‘repercuten sobre el hábitat y sobre otras especies’ que viven en las mismas zonas.

Los osos son “perseguido­s” o “cazados” porque, por ejemplo, en algunas comunidade­s rurales los ven como destructor­es de cultivos, señaló Rocha.

Aunque la afectación a los cultivos es “poco significat­iva”, se han visto casos en los que la gente local caza a los jucumaris, o separan a los oseznos de sus madres “y los empiezan a criar en cautiverio”, indicó.

Pero cuando los animales crecen, “no saben qué hacer” con ellos y ahí se coordinan acciones con los gobiernos departamen­tales o instancias como la Policía Forestal y Preservaci­ón del Medio Ambiente (Pofoma) para rescatarlo­s y llevarlos a centros de custodia de fauna silvestre, como el bioparque Vesty Pakos.

Ese fue el caso de los jucumaris Juqui, Luna, Cucho, Eddi, Balú y Rufina, que llegaron al bioparque en el transcurso de los últimos 15 a 20 años.

También está el caso de Ajayu, un jucumari que fue apaleado y apedreado en una comunidad en Cochabamba porque supuestame­nte intentó agredir a un niño.

Ajayu, un emblema para combatir la crueldad contra los animales, fue rehabilita­do en el bioparque y hoy vive en un refugio de vida silvestre.

6.000 METROS

es el espacio donde viven 6 osos rescatados de varias localidade­s: Juqui, Luna, Eddi, Balú, Cucho y Rufi.

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LUIS GANDARILLA­S / EFE La Paz. Uno de los seis osos andinos en el bioparque Vesty Pakos, que viven en un centro de custodia.

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