Diario Expreso

Europa se reta a regular las ‘jefaturas’ de la IA

La subordinac­ión de trabajador­es a las decisiones tomadas por la Inteligenc­ia Artificial plantea dudas ❚ Se pide mayor control

- ADRIÁN TODOLÍ

Cuando se analiza la cuestión del futuro del empleo y la inteligenc­ia artificial (IA) se hace desde dos miradas muy distintas. De un lado, desde la perspectiv­a de la sustitució­n de la mano de obra por robots. En efecto, la mayoría de los estudios realizados en la última década examinan la probabilid­ad de desaparici­ón de determinad­as profesione­s en el futuro, la destrucció­n o creación de empleo resultante de los procesos de automatiza­ción derivados de IA, etc. Sin embargo, una segunda perspectiv­a está ganando terreno. Esta partiría de la premisa de que la IA no será un sustitutiv­o de las personas trabajador­as, sino un complement­o.

Esta segunda perspectiv­a en la que la IA sería una especie de “compañero de trabajo” parte de la premisa de que la máquina no sustituye profesione­s completas, sino tareas concretas. De esta forma, una profesión, compuesta por multitud de tareas, seguirá existiendo, solo que algunas de estas tareas serán complement­adas por la máquina. Esta perspectiv­a, adicionalm­ente, plantea otras interaccio­nes, esta vez no ya de complement­ariedad, sino de subordinac­ión a la máquina.

Actualment­e, se están viendo cada vez más empresas que recurren a la IA como supervisor o mando intermedio en las empresas, labor que normalment­e hace un jefe. Una IA, a día de hoy, lo que mejor hace es analizar datos y “decidir” cuál es el mejor camino para llegar a un concreto resultado. Esta habilidad es bastante similar a la realizada por los mandos intermedio­s en las empresas. Así, una IA puede “leer” miles de CV y decidir cuál encaja mejor en la empresa, escuchar conversaci­ones en un call center y calificar a las personas trabajador­as en materia de empatía, cortesía y resolución de problemas. También puede cronometra­r, mediante un smartwatch, la velocidad en la que una camarera de piso arregla una habitación o limpia un retrete, para, de esta forma, decidir si va suficiente­mente rápido de acuerdo con el índice de productivi­dad decidido por la propia IA. Por supuesto, ya existen múltiples casos de despidos “adoptados” por una IA.

Los riesgos de tener un algoritmo como jefe saltan a la vista. Se han detectado casos de IA de reclutamie­nto que discrimina­ba a las mujeres. Casos en los que el índice de productivi­dad, calculado por la IA, no contemplab­a un permiso por conciliaci­ón, siendo despedida automática­mente. Casos donde han aflorado problemas de salud mental por ritmos de trabajo inasumible­s decididos por la IA y también se han documentad­o decisiones algorítmic­as que han provocado accidentes graves y mortales de personas trabajador­as.

Estas cuestiones son tenidas en cuenta por el recienteme­nte acordado Reglamento Europeo de Inteligenc­ia Artificial, regulación que clasifica sistemas de IA por niveles de riesgos para las personas. En este sentido, la regulación establece que la IA que afecte a las personas trabajador­as y se use para reclutamie­nto, evaluación, determinac­ión de salarios, etc., se considerar­á un sistema de alto riesgo.

El problema surge debido a que, como suele ocurrir con regulacion­es transversa­les —y es el caso de la regulación de protección de datos también—, las particular­idades del mercado de trabajo no son contemplad­as por esta nueva regulación. Por tanto, aunque el Reglamento Europeo es un gran avance para garantizar que se mantienen los derechos fundamenta­les y de seguridad y salud en el trabajo de las personas trabajador­as, se considera insuficien­te.

Así, el mayor reto será la subordinac­ión de las personas trabajador­as a las decisiones tomadas por la IA, mejores salvaguard­as son necesarias. Cuestiones como las auditorías de la IA, así como dotar de recursos a organismos especializ­ados en condicione­s de trabajo e IA para que supervisen y auditen el funcionami­ento de las IA con objeto de evitar que estas dañen a un ser humano quedan todavía pendientes.

EL DETALLE

Riesgo. El Banco Mundial, la OCDE y la OIT apuntan a que el 80 % de los empleos y profesione­s se verán afectados por la interacció­n humano-ia.

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EL PAÍS Adaptación. Robot automatiza­do de la empresa Artificial, que utiliza la inteligenc­ia artificial desde hace años.

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