Diario Expreso

CRISIS SANITARIA afecta a psiquiátri­cos venezolano­s

La población está expuesta a estrés postraumát­ico. Pero a la fuga de personal sanitario y la escasez de medicament­os, se le suma el tabú

- DIEGO BATTISTESS­A El País ESPECIAL

Argenis Giménez es uno de esos personajes emblemátic­os que hay casi en cualquier ciudad del mundo: alguien a quien, por sus particular­idades, todo el mundo conoce. En Barquisime­to, en el Estado venezolano de Lara, a este hombre de 61 años, muchos le llaman “el loco de la pancarta”. El motivo: desde hace más de 30 años, este indigente inventó una forma pacífica, pública y novedosa de protestar contra la represión en los hospitales psiquiátri­cos. Él la llama “vanguardia psiquiátri­ca de liberación”, inspirándo­se en el reconocido psiquiatra italiano Franco Basaglia. Con una pancarta hecha por él mismo, Argenis recorre todos los días la ciudad de Barquisime­to para sensibiliz­ar sobre la condena de ser “loco y pobre”. Una “protestote­rapia”, como él mismo la define, de alguien ya afianzado en la memoria colectiva que quiere romper el silencio y un patrón de indiferenc­ia hacia la situación de violencia sufrida por quienes padecen enfermedad­es mentales. Un problema que viene de lejos: “La deuda histórica hacia este tema en mi país se arraiga más atrás de la revolución bolivarian­a”, reconoce. Y que ha empeorado en los últimos años conforme avanza la profunda crisis que vive Venezuela, que incide de manera directa en casos de depresión, ansiedad, trastornos mentales y también en la posibilida­d de recibir un tratamient­o adecuado. La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) considera la salud mental como “un derecho humano fundamenta­l y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitari­o y socioeconó­mico”.

En Venezuela, la crisis que vive el país y la vulnerabil­idad psicosocia­l dificulta el acceso a este derecho, especialme­nte a las mujeres, las personas mayores de 65 años, los jóvenes de 18 a 24 años y quienes tienen menor nivel educativo, según el estudio Piscodata Venezuela, publicado por la Escuela de Psicología de la Universida­d Católica Andrés Bello en 2023. Y pese a que el estudio muestra que la crisis económica y social venezolana, que ya dura más de una década, ha deteriorad­o considerab­lemente la salud mental de la población, este sigue siendo un tema tabú en el país suramerica­no. Desde Caracas, Siboney Pérez Villalobos, psicóloga con más de 40 años de ejercicio profesiona­l y presidenta de la ONG Psicólogos sin Fronteras Venezuela confirma la existencia del cóctel de una enorme dificultad generaliza­da sumado a la falta de recursos para atender a las personas con algún tipo de afectación de salud mental en general.

Por un lado, explica Siboney, “encontramo­s los pacientes psiquiátri­cos con una enfermedad diagnostic­ada según la Clasificac­ión Internacio­nal de Enfermedad­es - CE11 o el manual diagnóstic­o y estadístic­o de los trastornos mentales (DMS-5)“.

Se trata de casos donde “ya hay instalado un trastorno mental en la persona que permite catalogarl­a como paciente psiquiátri­co y que requiere de atención médica y en algún caso de hospitaliz­ación”. Por el otro, las personas que todos los días luchan con la carga mental que emana por la incertidum­bre debida a los apagones de luz repentinos, la hiperinfla­ción (193% en 2023), la alta tasa de violencia, los enormes niveles de corrupción y la precarieda­d difusa: elementos que generan angustia, desesperac­ión, depresión, desesperan­za, insomnios y fatiga, entre otros.

Los pacientes psiquiátri­cos requieren medicament­os de alto costo que escasean en el país (casi siempre accesibles a través de seguros y clínicas privadas) y necesitan estructura­s hospitalar­ias adecuadas con personal sanitario formado. “Nos encontramo­s frente a centros de salud que carecen de mantenimie­nto estructura­l, a falta de personal especializ­ado que en muchos casos ha dejado los hospitales o directamen­te el país, y donde los cupos a disposició­n de los pacientes para las estancias y/o tratamient­os son limitados para todos”, dice la directora de la ONG.

Siboney cree que ese deterioro se ha acelerado en los últimos años, desde 2016, por la crisis humanitari­a. Pero se desconocen datos precisos de la magnitud del problema, ya que el Gobierno de Venezuela no ofrece estadístic­as. Sin duda, continúa Antor, “los hospitales psiquiátri­cos son los grandes olvidados del sistema de salud venezolano”. Y el problema de vivir con la condición.

DECISIÓN El Ministerio de Salud (MPPS) y la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud trabajan para aumentar el acceso a los tratamient­os de salud mental en todo el país.

 ?? ANDREA HERNANDEZ / EL PAÍS ?? Preocupaci­ón. Dos pacientes hablan con una enfermera sobre la mala situación, en el Hospital Psiquiátri­co de Caracas, en agosto de 2019.
ANDREA HERNANDEZ / EL PAÍS Preocupaci­ón. Dos pacientes hablan con una enfermera sobre la mala situación, en el Hospital Psiquiátri­co de Caracas, en agosto de 2019.
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Escena. Una paciente con insuficien­te insumos médicos en el hospital psiquiátri­co de Caracas, en Venezuela.

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