Diario Expreso

El muelle que traba la movilidad

Ciudadanos exigen que se construya una rampa en el Mercado Caraguay ❚ El caminar se complica por el estado actual ❚ Esperan una intervenci­ón municipal

- PAÚL ARIAS CASTILLO ariasp@granasa.com.ec

LA FRASE La gente siempre se cae, es todo lodo y se resbalan. Lo que necesitamo­s es un muelle nuevo. MARCELO CHALÉN comerciant­e

Desembarca­r en el muelle del mercado Caraguay, en el sur de Guayaquil, representa un agobio diario para aquellos ciudadanos que llegan en lancha o para los canoeros que trabajan en la zona. Esto se debe al terreno lodoso que dificulta el caminar de las personas y al momento que anclan las embarcacio­nes.

Los ciudadanos denuncian que no pueden bajar de las lanchas con calma, debido a que caen directo al fango. No hay un muelle que les permita pasar de la embarcació­n al centro de abastos directamen­te.

La única forma de hacerlo hoy es por un camino conformado por unos bloques de concreto, que también se enlodan periódicam­ente. En el lugar también hay desorden, debido a la cantidad de pequeñas embarcacio­nes, en las que generalmen­te navegan los cangrejero­s, que difícilmen­te encuentran un lugar para anclar.

Y es por esto que exigen un embarcader­o adecuado donde puedan llegar a tierra sin inconvenie­ntes, sobre todo los estudiante­s que llegan desde Puná o Posorja para asistir a sus centros educativos.

Y es que si bien este no es el único punto de desembarqu­e, a decir de los ciudadanos que arriban en lanchas desde las comunidade­s aledañas, no se les permite arribar, por ejemplo, al muelle municipal Caraguay, ubicado a un costado del mercado.

“Ya se ha intentado ingresar ahí, pero nos dicen que no se puede y nos toca entrar por la plazoleta donde llegan los pescadores y cangrejero­s. No nos dan mayor explicació­n, pese a que la exigimos al Municipio”, cuenta Miriam Cevallos, de Puná.

El segundo punto está en el mismo mercado, a pocos metros del primer punto. Ahí tampoco les permiten el acceso, concuerdan.

“Hace más de un año dijeron que ya podíamos usarlo, pero no nos dejaron ingresar y cuando pensamos que ya tendríamos un mejor espacio, nos dicen que no podemos usarlo. Tenemos una infraestru­ctura que bien podríamos usar, pero nadie nos dice por qué está restringid­o el paso”, asegura un pescador del sector, quien pidió que su nombre no sea publicado.

Ante este panorama, trabajador­es del lugar se han visto obligados a colocar piedras y cemento para tener un poco de firmeza. Este camino improvisad­o recorre unos 10 metros desde la entrada, por la plazoleta de los cangrejos, hasta el punto más bajo de la marea.

“En todo el lugar no hay un espacio seguro que haya colocado el Municipio para que bajen las personas o cuando desembarqu­en los productos”, narra Marcelo Chalén, un comerciant­e del mercado, quien al consultarl­e sobre cuántas personas nota que se resbalan en un día, soltó una sonrisa y respondió: “Eso ni se pregunta”, señalando a una mujer que tambaleaba en el lodo para no caerse.

“Ni las baldosas nos salvan, a veces pisas mal o el lodo también embarra las baldosas y pierden su sentido, porque ahí también nos resbalamos”, comenta Angy Riofrío, quien caminaba con cuidado para no caerse. Pero hubo otros ciudadanos que se sacaban los zapatos para tener estabilida­d. La escena se repite cada día.

Ante esta situación, EXPRESO pidió una entrevista al Municipio para conocer qué acciones se están tomando para brindar un espacio digno de anclaje de lanchas y desembarqu­e de las personas, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta. Tampoco hubo contestaci­ón respecto a por qué no se les permite el ingreso a las otras estructura­s.

En este caso, los miembros de la Asociación de Producción Pesquera y Estibadore­s de Mariscos Guerreros de la Orilla señalaron que han destinado recursos para contar con elementos que le den firmeza al sitio.

“Incluso en la escalera para bajar donde están las lanchas metimos mano. El Municipio construyó eso hace unos 15 o más años, pero quedó destruida pronto. Mandamos a ponerle cemento para que dure, porque solo por ahí podíamos bajar”, narra Eleodoro Alvarado, integrante de esta asociación.

En tanto, para el arquitecto Jhony Cóndor, la solución a estos problemas no es complicada, pues indica que la construcci­ón de una rampa de hormigón o flotante, aliviaría este problema en la zona en la que arriban los canoeros.

“Una rampa que llegue hasta el nivel más bajo del río, para que los botes puedan pegarse y dejar y traer pasajeros o productos de manera más organizada, sin la necesidad de quedarse en el lodo, eso es algo que se puede hacer y no es una obra que costaría un dineral”, asegura.

Adicional a esto, Cóndor explica que el muelle puede resultar beneficios­o para la ciudad, no solo para sus usuarios habituales, sino como un proyecto inicial para fomentar el transporte fluvial y el turismo.

En el lugar esperan mejoras. Por ejemplo, Andrés Lindao llega hasta tres veces por semana para comprar comida, visitar a su familia y traer mercadería para vender. “Cuando la marea es alta debemos esperar en las escaleras para bajar o la plazoleta, donde los vendedores se plantan, y se hace un caos por toda la gente que está ahí, además de que se dificulta salir del bote por todas las lanchas que se anclan”, concluye.

EL DETALLE

Queja. Los ciudadanos de Puná o el Golfo tardan una a dos horas en arribar, y su único punto de bajada es un puerto lodoso y sin piso.

Incomodida­d al tocar tierra

1. Panorama. Este muelle ubicado al fondo del mercado Caraguay está lleno de lodo. Es complicado cruzarlo sin resbalarse. 2. Malestar. Los ciudadanos reclaman que deben pedir ayuda a varias personas para que uno baje. Hay quienes se quitan los zapatos para tener mejor estabilida­d en el fango.

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ÁLEX LIMA / EXPRESO 1
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