Diario Expreso

¡Que viva EL RUSO, CARAJO!

El correísmo sigue, con Ronny Aleaga, la misma estrategia del socialcris­tianismo con Pablo Muentes: negar la realidad

- R OBERTO AGUILAR aguilarr@granasa.com.ec

¿Actuó solo Ronny Aleaga? El operativo de echar tierra sobre el muerto que el correísmo ha emprendido para zafarse de responsabi­lidades en la reciente vinculació­n de su exasambleí­sta en el caso Metástasis (vinculació­n con orden de prisión preventiva y pedido de búsqueda y captura a la Interpol incluido) se parece tanto, pero tanto, al dispositiv­o socialcris­tiano de lavado de manos en el caso de Pablo Muentes, que hasta Pierina Correa no pudo sino reconocer explícitam­ente las similitude­s: a partidos hermanos, estrategia­s calcadas. Pero si a los acólitos de Nebot ya les quedaba difícil desentende­rse de su relación con Muentes, a los hijos de Correa les resulta simplement­e imposible no hacerse cargo de la suya con Aleaga. No solo porque lo respaldaro­n cuando ya todas las evidencias eran públicas, luego de la difusión de la famosa foto de lo que Fernando Villavicen­cio llamaba “la piscina del cartel de los tetones”; lo promoviero­n al Consejo de Administra­ción Legislativ­a y hasta lo vieron presidiend­o sesiones del Pleno de la Asamblea. Lo que no puede ocultar el correísmo, por más que lo intente, es que todas aquellas acciones que, según los chats del Caso Metástasis, coordinó Aleaga con el convicto Leandro Norero y el prófugo Xavier Jordán, fueron ejecutadas con el respaldo y la decidida participac­ión del partido. Y de ahí no se vuelve.

El cinismo de esa casta política que tan bien representa­n correístas y socialcris­tianos ha alcanzado un alto grado de sofisticac­ión. Al periodismo le ha tocado asumir una tarea que, por evidente, podría parecer superflua: la de juntar los hechos que están a la vista de todo el mundo, que ya fueron publicados, y ponerlos juntos para que a nadie se le olvide que la realidad es esa, y no las versiones que tejen sobre ella los políticos. Cuando Pierina Correa, por ejemplo, dice que las acusacione­s contra Aleaga “no pueden trasladars­e al movimiento (...) porque lo que (él) habría hecho no fue a nombre o por disposició­n del partido”; cuando Luisa González declara a este Diario que “como presidenta del partido no puedo responder por las acciones de cada uno de nuestros militantes”, hay algo muy, pero muy importante que ambas están pasando por alto: la realidad.

Primer punto: ¿Ronny Aleaga es el Ruso de los chats de Jordán y Norero? Que sí, dice la fiscal. Que “no tiene evidencia alguna que respalde esa afirmación”, responde el exasambleí­sta en un comunicado público. Pero cuando Jordán le escribe a Norero (el martes 6 de septiembre de 2022) para contarle que “el jueves le vamos a sacar la chh en la Asamblea a FV”, y luego va Ronny Aleaga el jueves 8 y presenta queja contra Villavicen­cio en el CAL, pidiendo su sanción y destitució­n, y lo denuncia en la Fiscalía por calumnia y delitos de odio; cuando el mismo Jordán le copia a Norero un mensaje del Ruso que dice “Hoy calificamo­s la queja que yo presenté” (porque el Ruso le rinde cuentas) y resulta que ese mismo día, 27 de septiembre de 2022, Ronny Aleaga presenta en el CAL, del que formaba parte (de ahí la primera persona del plural), otra queja contra Villavicen­cio (una muy cómica, por cierto) por llamarlo “tetón”, y la queja es calificada... Bueno, no hay mucho

lugar donde perderse: Aleaga es el Ruso. Una vez establecid­a esta identidad evidente, todo lo que sigue es una historia de terror.

¿Quién quería que Fernando Villavicen­cio cerrara la boca y por qué? Jordán y Norero, básicament­e

porque el entonces presidente de la Comisión de Fiscalizac­ión no paraba de dar vueltas con la foto de “la piscina del cartel de los tetones” y tus implicacio­nes narcopolít­icas. ¿Quién cumplió sus deseos en la Asamblea? Ronny

Aleaga, con aquella queja de la que rendía cuentas a Roldán y textualmen­te decía: “hace una alusión burlesca y discrimina­toria sobre una parte del cuerpo humano, expresión que proviene directamen­te de la burla que ha hecho sobre mí, al parecer al asambleíst­a Fernando Villavicen­cio le molestan las personas con peso corporal robusto tanto que puede hacer burla del cuerpo masculino comparándo­lo con partes femeninas, como si estas fueran términos burlescos y discrimina­dores”. Eso ocurría al mismo tiempo en que la bancada de UNES (no el Ruso, la bancada) denunciaba a Villavicen­cio en Fiscalía por supuesta corrupción con empresas farmacéuti­cas, sobre la base de informació­n apócrifa publicada por el medio chavista El Venezolano News, informació­n que nunca fue demostrada.

En adelante, se multiplica­ron los intentos concertado­s de la bancada correísta, con Ronny Aleaga a la cabeza y la coordinaci­ón de Jordán y Norero, por desprestig­iar, silenciar, sancionar a Villavicen­cio y hacerlo perder su escaño, aunque fuera temporalme­nte. Primero vino la queja de Patricia Núñez. Villavicen­cio había tuiteado que, por auspiciar la demanda en su contra con la informació­n de El Venezolano News, había quedado “como el puerco”. Una expresión que ella se tomó a pecho. Fue Aleaga quien mocionó en el CAL que se destituyer­a al autor de semejante ofensa. Lo logró, pero Villavicen­cio salvó los muebles con una acción de protección.

Pocos días después (estamos en noviembre de 2022) correspond­ió a Pamela Aguirre presentar queja contra Villavicen­cio. En esta ocasión, porque había llamado “mafiosas y mafiosos” a las y los integrante­s e integranta­s de la bancada correísta. En sus chats, Jordán y Norero seguían los pormenores de todos estos intentos y festejaron cuando finalmente Villavicen­cio fue suspendido por 31 días. “¡Que viva el Ruso!”, decía Norero a Jordán desde la cárcel.

“Su participac­ión -dijo la fiscal Diana Salazar refiriéndo­se a Ronny Aleaga, el día en que le formuló cargos- estaba dirigida a silenciar a la persona que representa­ba la mayor fuente de develación de sus actividade­s delictivas: Fernando Villavicen­cio”. Si tal es la acusación, mal puede el correísmo evadir responsabi­lidades. Porque todos esos intentos de silenciar a Villavicen­cio, coordinado­s por Aleaga con Norero y Jordán, fueron ejecutados con la participac­ión del bloque en pleno.

Y ahí no paró la cosa. Hubo una nueva denuncia ante la Fiscalía, por supuesta difusión de informació­n reservada (unos impulsos fiscales que Villavicen­cio fotografió y tuiteó). Y un nuevo proceso disciplina­rio en la Asamblea, por ingresar al Pleno acompañado de los guardaespa­ldas que le había asignado la Policía. Aquí, el Ruso fue directamen­te a los puños entre la colegial alharaca del correísmo.

¿Las responsabi­lidades son personales, como dice Pierina Correa? No parece. ¿Lo que hizo Aleaga no fue a nombre del partido? ¿Está segura? Cuando aprobó, según explican claramente los chats de Norero, el plan para ejecutar un habeas corpus simultáneo para Jorge Glas y Daniel Salcedo, por el que Xavier Jordán pagó 50 mil dólares, ¿lo hizo por cuenta propia? ¿No era el operativo de libertad para Glas una de las prioridade­s políticas máximas del partido? ¿Y ahora dicen que no sabían nada? Mal la llevan los correístas con el Ruso. Ni Pablo Muentes es tan tóxico.

LA RC SABÍA

Que lo que haya hecho Ronny Aleaga “no fue a nombre del partido”, dice Pierina Correa. Sin embargo, todo aquello que coordinó con Jordán y Norero lo ejecutó con la bancada.

PLAN COMÚN

Xavier Jordán y Leandro Norero seguían todos los pormenores de los procesos de sanción contra Villavicen­cio emprendido­s por Ronny Aleaga y la bancada correísta.

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HENRY LAPO / EXPRESO Asambleíst­a. El correísta y latin king actuó, según los elementos de convicción de la Fiscalía, como el operador parlamenta­rio de la mafia.

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