DE LA COMUNICACIÓN A LA HOSTELERÍA
La comunicadora ecuatoriana Jéssica Maridueña emigró a España hace más de 25 años, antes del feriado bancario. Explica que la situación de entonces era diferente a la actual, dado que había pocos inmigrantes latinos en el país y las oportunidades laborales eran limitadas. Su primer empleo fue en el sector de la hostelería.
Conoció a Miguel Sánchez, un español que ahora es su esposo y con quien tiene dos hijos. Jéssica siempre tuvo interés en ejercer su carrera, por lo que aprovechó su tiempo libre en España para vincularse con medios de comunicación. Sin embargo, tuvo otra oportunidad de trabajar como periodista en Ecuador y retornó con su familia en 2010.
La situación económica se complicó debido a la pandemia, lo que la motivó a retornar a España hace más de un año. Una vez asentada en Europa y enfrentándose nuevamente al desafío de empezar de cero, decidió junto a Miguel iniciar un negocio. Gracias a una herencia que su cónyuge había recibido de su madre, pudieron invertir en un bar en Madrid, un lugar acogedor para beber y comer aperitivos.
“Me ha desafiado a superar mis límites, a romper con la idea de que soy buena para comer pero no para cocinar”, admite Maridueña.
Actualmente cuenta con consumidores leales, y el trato que les ofrece es esencial para su crecimiento. Asegura que no ha encontrado mayores complicaciones para emprender en un país diferente al suyo.
“Ninguna dificultad. Todo emprendimiento implica esfuerzo, trabajo, inversión, sacrificio, desafíos, frustraciones y beneficios. En relación a 1998, que fue mi punto de partida cuando llegué en 2023, la situación del inmigrante ha cambiado radicalmente debido a que ahora hay mayor apertura. Siempre y cuando cumplas con todos los trámites legales”, menciona.
Jéssica ha encontrado tranquilidad incluso con su hija menor. “Ella me acompaña, se hace amiga y vende sus pulseras a los clientes, trae sus juguetes al local, va al parque. Desde aquí puedo observarla, y eso me hace sentir tranquila”.
Desde su punto de vista, el éxito depende de cómo cada uno lo perciba. “Para mí, ha sido un éxito porque puedo cubrir los gastos principales de nuestra familia. El éxito también se siente cuando los clientes te reconocen, se convierten en amigos, y cuando empiezas a tener un lugar en sus vidas al compartir sus situaciones personales. Además, el aprendizaje como pareja y el diálogo que hemos tenido para superar las dificultades, avanzar y madurar”.
FICHA
Ella emigró hace 25 años a España y allí encontró a su pareja, un español que ahora es su esposo.