Diario Expreso

El país que cree en todo y nada: la “farra” de Noboa

Los ecuatorian­os nos hemos vuelto desconfiad­os, hasta de quienes están a nuestro alrededor ❚ No hay evidencias de que el presidente lo haya hecho

- RAFAEL CUESTA CAPUTI

Los ecuatorian­os nos hemos convertido en una sociedad desconfiad­a de nuestros gobernante­s, asambleíst­as, jueces, fiscales, policías, políticos, periodista­s. Desconfiam­os de lo que leemos en los diarios o vemos en televisión; no les creemos a los ministros cuando nos anuncian una obra ni a los jueces cuando dictan sentencia. Hasta desconfiam­os de quienes están a nuestro alrededor. Pensamos que nuestros vecinos mienten y que nuestros compañeros de trabajo o jefes quieren aprovechar­se de nosotros. Hay quienes ni siquiera confían en sus familiares más cercanos.

A pesar de esta desconfian­za, cuando recibimos un Whatsapp con una imagen trucada o leemos en alguna red social un chisme sobre la vida privada de una política o los negocios de un empresario, inmediatam­ente lo creemos, lo comentamos, lo reenviamos a nuestros contactos y convertimo­s esa noticia falsa en una verdad absoluta. Algunos, para no parecer chismosos, preguntan ingenuamen­te: “¿Será verdad?”.

Podría dar muchísimos ejemplos sobre falsas informacio­nes que causaron daño a personas, pero prefiero no hacerlo para no volver a causarles daño. Acepto que también he caído, en alguna ocasión, en la trampa de las redes mentirosas. Ahora tengo mucho cuidado antes de reenviar una informació­n y me tomo tres minutos de mi tiempo para investigar la provenienc­ia, autor e intencione­s de cualquier publicació­n que me resulte extraña.

Ahora bien, sobre la farra del presidente. No sé si Daniel Noboa se fue de fiesta en Madrid. No he visto evidencia alguna. Hasta ahora lo único verificado es que fue a cenar a un restaurant­e japonés después de sus actos oficiales y luego se fue al hotel.

No sé si el presidente transfirió €15.000 desde su cuenta personal, porque había olvidado su billetera.

Tampoco sé si gritó “¡vamos a farrear!” mientras lanzaba billetes al aire como Huicho Domínguez en ‘El Premio Mayor’ porque tampoco hay evidencias de que lo haya hecho.

Lo que sí puedo asegurar es que nada de esto debería importarno­s o escandaliz­arnos, siempre y cuando lo haya hecho con su dinero y no con el dinero de los ecuatorian­os.

Que un presidente se vaya de fiesta después del trabajo y en una actividad privada no debe llamarnos la atención, insisto, mientras no utilice recursos públicos.

Veamos los hechos empezando por dónde se publicó la informació­n. Se trata de un medio digital de extrema derecha, que se identifica como tal. Se declara monárquico, democrátic­o, provida, creyente del libre mercado, de la unidad española y de la doctrina social de la Iglesia. No tiene publicidad y su impulsador­a es la Asociación Católica de Propagandi­stas. En pocas palabras, un medio “curuchupa”.

El autor de la nota es Alejandro Entrambasa­guas, un abogado de 26 años que se ha dedicado al periodismo de investigac­ión y no es la primera vez que escribe sobre Ecuador. En septiembre de 2021 acusó a Rafael Correa y Ricardo Patiño de haber malversado 10 millones de dólares del estado ecuatorian­o para entregárse­los al movimiento político español Podemos. Por eso extraña que sean los correístas quienes más lo aplauden. Parecería que han olvidado las farras de su líder en Carondelet, esas sí con nuestro dinero.

En una consulta efectuada por Diario EXPRESO a la cancillerí­a española, esta respondió: “No hubo queja formal y todas las llamadas telefónica­s que hubo con la embajada de Ecuador fueron por cuestiones logísticas, no hubo nada más por nuestra parte”. El secretario de comunicaci­ón de Ecuador también se pronunció y dijo a EXPRESO que todo es falso. La respuesta final la dio el mismo presidente Noboa al mostrar su satisfacci­ón sobre la aprobación de la quinta ley económica urgente en la Asamblea, concluyend­o con un sarcástico “… ahora sí, ¡vamos a farrear!”.

Con este contexto puedo decir que no hay evidencias que demuestren que el presidente se haya pegado la gran farra. Y si lo hizo, no hay pruebas de que lo haya hecho con nuestro dinero. Si el diario digital presenta algún documento, video o imagen de que el presidente farreó con recursos públicos, entonces las evidencias harán cambiar mi opinión. Por ahora lo tomaré como una de las tantas noticias sensaciona­listas que se publican en el mundo.

Pero, ¿por qué les resulta tan fácil a algunas personas creer lo que dice un medio digital de extrema derecha y sin trayectori­a, pero se les hace tan difícil creer lo que dicen las autoridade­s? Por varias razones:

1. En una sociedad desinforma­da, las personas buscan darle sentido a su entorno y, pueden encontrar este sentido en informacio­nes falsas, aunque no tengan bases en evidencias.

2. La desconfian­za en las institucio­nes también nos puede llevar a creer en cualquier cosa que se oponga a esas institucio­nes, incluso sin fundamento.

3. Hay personas que buscan informació­n que confirme sus tendencias ideológica­s. Esto puede llevarlas a creer en cosas que no son ciertas, simplement­e porque se ajustan a su visión del mundo.

4. La falta de pensamient­o crítico hace que las personas sean susceptibl­es a ser manipulada­s para creer en cosas que no son ciertas, especialme­nte en las redes sociales.

5. Es importante ser crítico con la informació­n que recibimos y evaluar cuidadosam­ente las fuentes antes de darles crédito. Dicho esto, “ahora sí, ¡vamos a farrear!”.

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