Diario Expreso

Después de mí

- PAUL E. PALACIOS colaborado­res@granasa.com.ec

Se dice que la guerra es un evento donde se logran grandes aprendizaj­es y se producen enormes desarrollo­s. Es muy triste que los seres humanos terminemos aprendiend­o en medio del dolor, o que el bienestar futuro tenga alguna influencia de eventos así. Al final de toda historia, la guerra no es otra cosa que la derrota de cualquier sentido racional de humanidad, sin importar los motivos; y también al final, nadie gana completame­nte una guerra.

No daré un juicio de valor hoy en esta columna sobre la situación palestino-israelí, pero he ido observando, en procura de aprender sobre la estructura del liderazgo en el ejército israelí, el comportami­ento de sus integrante­s.

En primer lugar, no existen prebendas para ningún soldado u oficial, así sea hijo de alguien muy alto en la estructura jerárquica del Estado o de la sociedad civil. Todos afrontan los mismos riesgos en cada posición de responsabi­lidad asignada. Esto genera un sentido de lealtad mutua y compromiso.

Existe también una expresión clave: ‘después de mí’. Esta es la frase que esboza quien comanda una operación en el terreno. Quien lleva el mando es quien va al frente, y detrás sus subalterno­s. Esta es una lección importante para quienes afrontamos la responsabi­lidad de conducir empresas, organizaci­ones públicas u otras estructura­s donde las personas deben tomar riesgos. Es siempre la cabeza quien tiene que responder por el desempeño de quienes están a su cargo.

Cuando el mal proceder es lo habitual en una organizaci­ón, un líder jamás está eximido de responsabi­lidad y debe afrontar en su carne las consecuenc­ias.

Evidenteme­nte no se puede responder por conductas desviadas, actos lesivos a terceros o ilegales, pero si la forma de conducta de la organizaci­ón es mirar habitualme­nte a otro lado cuando eso pasa, entonces los mandos son responsabl­es por no instaurar prácticas correctas.

Preguntémo­nos en todo este desastre moral que están sufriendo organizaci­ones y poderes públicos, partidos políticos, y sin duda para que eso pase, muchos actores privados: ¿los mandos miraban a otro lado como hábito, o eran parte de ese entramado?

Segurament­e algunos han confundido la frase ‘después de mí’, y a lo que se refieren es a ‘lo que te toca después de lo que me toca a mí’.

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