Diario Expreso

CRISIS EN HAITÍ por qué cambió todo

Cuando las bandas delictivas aterroriza­ban al país, secuestrab­an civiles en masa y mataban a discreción, el primer ministro se aferró al poder durante años

- THE NEW YORK TIMES CONTENT ⬛ ESPECIAL PARA EXPRESO

Incluso cuando las bandas delictivas aterroriza­ban a Haití, secuestrab­an civiles en masa y mataban a discreción, el primer ministro del país se aferró al poder durante años.

Luego, en cuestión de días, todo cambió.

En medio de una agitación política inédita desde el asesinato del presidente del país en 2021, el primer ministro de Haití, Ariel Henry, aceptó renunciar. Ahora, los países vecinos se apresuran a crear un consejo de transición para dirigir el país y trazar el camino hacia las elecciones, que antes parecían una posibilida­d lejana. Según los expertos, este momento es distinto debido a que las pandillas se unieron, obligando al líder del país a renunciar al poder.

“El primer ministro Ariel no dimitió por política, ni por las manifestac­iones callejeras masivas en su contra a lo largo de los años, sino por la violencia que han ejercido las bandas”, dijo Judes Jonathas, un consultor haitiano que ha trabajado durante años en el suministro de ayuda humanitari­a. “Ahora, la situación ha cambiado totalmente, porque ahora las bandas trabajan juntas”. No está claro cuán sólida es la alianza, ni si va a durar. Lo que es evidente es que las bandas delictivas están tratando de capitaliza­r su control de Puerto Príncipe, la capital, para convertirs­e en una fuerza política legítima en las negociacio­nes en las que están mediando gobiernos extranjero­s, entre ellos Estados Unidos, Francia y países del Caribe. A principios de marzo, Henry viajó a Nairobi a fin de ultimar un acuerdo para el despliegue en Haití de una fuerza de seguridad dirigida por Kenia.

Los grupos delictivos aprovechar­on la ausencia de Henry, que es muy impopular. En pocos días, las pandillas cerraron el aeropuerto, saquearon puertos marítimos, atacaron una decena de comisarías de policía y liberaron a unos 4600 presos.

Exigieron la renuncia de Henry, amenazando con agravar la violencia si se negaba. Según los analistas, desde que aceptó dimitir, las pandillas parecen centrarse principalm­ente en obtener inmunidad penal y evitar ir a la cárcel. “Su mayor objetivo es la amnistía”, afirmó Jonathas. El aliado político más destacado de los delincuent­es es Guy Philippe, antiguo comandante de policía y líder golpista que cumplió seis años en una prisión federal estadounid­ense por lavado de dinero procedente del narcotráfi­co antes de ser deportado a Haití a finales del año pasado. Philippe ha liderado las presiones para que Henry dimita.ahora pide abiertamen­te que se otorgue amnistía a las bandas.

“Tenemos que decirles: ‘Dejen las armas o van a tener que enfrentars­e a graves consecuenc­ias’”, dijo Philippe a The New York Times en una entrevista en enero, refiriéndo­se a las pandillas. “Si dejan las armas, van a tener una segunda oportunida­d. Tendrán una especie de amnistía”. Philippe no forma parte del consejo de transición designado para dirigir Haití. Pero está utilizando sus conexiones con el partido político Pitit Desalin para llevar esas demandas a la mesa de negociacio­nes en Jamaica, donde funcionari­os caribeños e internacio­nales se reúnen para forjar una solución a la crisis en Haití, según tres personas familiariz­adas con las discusione­s.

Lo más probable es que la decisión de los líderes de las bandas de unirse estuviera motivada por el deseo de consolidar su poder después de que Henry firmó el acuerdo con Kenia para llevar 1000 agentes de policía a Puerto Príncipe, según William O’neill, experto de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas en derechos humanos en Haití. Muchos miembros de pandillas en Haití son adolescent­es, dijo, que buscan que se les pague pero que probableme­nte tienen poco interés en entrar en una guerra con una fuerza policial bien armada.

Las bandas respetan “el miedo y la fuerza”, dijo O’neill. “Temen a una fuerza más fuerte que ellos”. Aunque muchos dudan de que la fuerza keniana aporte una estabilida­d duradera, su llegada representa­ría el mayor desafío al control territoria­l de las pandillas en años.

“Las bandas llevan años oyendo hablar de esta fuerza dirigida por Kenia”, dijo Louis-henri Mars, director ejecutivo de Lakou Lapè, una organizaci­ón que trabaja con pandillas haitianas. “Entonces vieron que por fin llegaba, así que lanzaron un ataque preventivo”. La violencia cerró la capital.

ACCIONES

Los líderes de las pandillas han estado hablando con periodista­s, celebrando conferenci­as de prensa, prometiend­o la paz y exigiendo un asiento en la mesa.

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Vista. Hombres armados esta semana en Puerto Príncipe, Haití. No está claro cuán fuerte es la alianza de las bandas ni si será duradera.
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MERIDITH KOHUT / NY TIMES Reunión. Guy Philippe con vecinos de comunidad natal. Es el aliado político más destacado de bandas haitianas.

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