Los mercados desatienden el área de carnes y comedores
Mal tratamiento de las proteínas animales, poco aseo y estructuras dañadas presentan mercados municipales ❚ En los exteriores, la limpieza es escasa
Luego de que Arcsa clausuró en Guayaquil un local de una cadena de supermercados tras hallar cucarachas en la comida, situación que quedó registrada en un video que se viralizó en cuestión de segundos, la ciudadanía invitó a las autoridades de control a recorrer los mercados de la ciudad, donde aseguraron hay problemas similares o peores.
“Que Arcsa y el mismo Municipio recorran los espacios. Ya quiero ver qué encuentran... Hay sitios donde los roedores se pasean por las noches, que están en mal estado y huelen mal durante el día. Vayan y registren todo. Nuestros mercados lamentablemente dan mucho de qué hablar”, señaló la habitante Clara Peñasco de la ciudadela Sauces 4, en el norte de la urbe.
Tras esta denuncia, EXPRESO hizo un recorrido en el que constató que si bien al entrar a algunos mercados municipales todo parecería estar limpio y ordenado, el panorama cambia en zonas como las que expenden las proteínas animales y los comedores.
El área de abastos de cada uno de los espacios visitados está bien. Es la que recibe y despide a los consumidores. Los vegetales, asimismo, están ordenados. Algunas cajas de frutillas están en el suelo, semiinclinadas, para que los compradores las miren y se convenzan de llevarlas. Y casi no se ven restos de verduras en el piso.
Pero una vez adentro, en el área de las proteínas animales la limpieza es otro cantar. Las carnes roja, blanca (gallina, pollo, pescado) y los mariscos están a la intemperie. Alguna que otra mosca se posa en ellos.
Por la cercanía a su casa, Sandra Vásquez concurre al mercado José Mascote, ubicado en las calles Antonio de Alcedo y José Mascote, en el centro-sur de Guayaquil. Allí solo compra vegetales y quesos, pero no ningún tipo de carne, porque por lo que ha visto no se mantiene ni se garantiza la cadena de frío.
Estos productos entran y salen en una carretilla de metal. Aunque en cada pequeño espacio donde los vendedores expenden sus productos hay un congelador o una refrigeradora, las carnes rojas están colgadas o colocadas en charoles. Y Vásquez teme que las altas temperaturas que ha registrado la urbe afecten el estado de la carne.
El interior de este mercado, con una temperatura sobre los 34 grados centígrados pero con una sensación térmica de 41 grados, era muy bochornoso, sumado al calor que emanaban los focos prendidos. Y los pescados y camarones, también a la intemperie, pero ni un ventilador a la vista.
En el área de las carnes, en el piso hay sangre y los azulejos blancos están manchados. En algunos mesones metálicos hay algún trozo abandonado de proteína, implementos tirados y máquinas con restos de carnes sin limpiar.
En cambio, en el Mercado Central, debido al poco espacio que tienen los locales de comidas preparadas, las ollas están en el suelo, una sobre otra, con los trastes acumulándose en el pequeño lavadero. Los cocineros manipulan los alimentos con sus manos, mientras los jugos se envasan en baldes sin refrigeración.
En el comedor central del mercado, los comensales pueden ocupar una de las mesas metálicas. Pero si va a los locales de comida que están tras las carnes, los bancos plásticos son las mesas.
Patricia Domínguez siempre compraba en este sitio, pero desde que vio unas ratas en las jardineras del mercado le da recelo hacerlo. Es que la limpieza en los alrededores de los mercados es deficiente. Hay basura y eso atrae a las plagas, indica la ciudadana. Teme que por las noches los roedores ingresen y anden por los alimentos, ollas y mobiliario.
En Sauces IV, los usuarios se quejan. Aunque el piso está limpio aparentemente, los mesones y las paredes de los locales donde se expenden las carnes y los mariscos no son higiénicos. En algunos hay restos de plumas de aves o de carnes. En un mesón hay una estructura ósea roja de un ave tirada, a su lado dos bandejas metálicas con carne. En el local no hay nadie, solo varios cables conectados que recorren el mesón del lavadero.
Hay varios locales abandonados, con las paredes desgastadas y daños. En uno de ellos se ven los fierros, el lavadero no tiene llave de agua ni el tubo para el desagüe; pero sí un papel que dice “Puesto #57 disponible”, en esas condiciones.
Washington Villacís vive en el sector y usualmente visita este mercado. Comenta que solo hay tres puestos de carne, pero estos están sucios. Solo uno luce mejor, donde él compra.
Aunque hay una oficina municipal, el mercado está así.