Peor que un apagón
El manejo de la crisis energética debiera hacernos reflexionar sobre el modo pobrísimo en que concebimos la administración de la cosa pública. Primero los hechos y luego la interpretación:
El viernes anterior, la ministra de Energía, Andrea Arrobo, dijo que los racionamientos estaban descartados. Cincuenta horas más tarde, y sin aviso, los cortes empezaron… Como mínimo, la palabra de la ministra no vale dos centavos de credibilidad.
El presidente Daniel Noboa reaccionó el martes y procedió como ha sido usual en Ecuador: despidió a la funcionaria y de paso lanzó acusaciones con ventilador mientras anunciaba descuentos en la planilla de abril para compensar los daños y el cese inmediato de los cortes de luz “esta semana”. Claro, es la semana previa a la consulta popular del domingo… “El pueblo no puede pagar por la ineficiencia y corrupción de unos pocos miserables”, tronó Noboa. Agregó que haría un comité de emergencia para “resolver los problemas energéticos con capacidad, firmeza y extirpando la corrupción dentro del sector”. ¿Y qué pasó tres doritos después?...
En la mañana de ayer el Ministerio de Energía y Minas dispuso la continuación “de los cortes de energía a nivel nacional…”
Dos aspectos para resaltar. Primero: hay ministros que ni para vocales de juntas parroquiales. ¿Cuándo entenderemos que un secretario de Estado requiere un perfil alto de capacidad, liderazgo, experiencia laboral y de vida? Dicho esto: ¿merece la ministra
Noboa dice que la crisis se debe a la falta de firmeza para combatir la corrupción en el sector. ¿Firmeza de quién, señor presidente, si es usted el principal llamado a combatirla?
saliente que Noboa no aclare si la embarra en su acusación? Si él habla de sabotajes y miserables, debe decir a quiénes se refiere. No es decente mezclar nombres y deshonrar prestigios como si nada. ¿O sí?
Segundo: No puede un presidente responsabilizar a subalternos en asuntos de tamaña envergadura. Ni decir que los problemas “no se deben a la falta de propuestas técnicas, sino a la de firmeza para combatir la corrupción y la incapacidad en el sector”. ¿Firmeza de quién, señor presidente, si es usted el principal llamado a combatirla? ¿Incapacidad de quién, si un día dice una cosa y al siguiente hace lo contrario?
Hay incapacidades que a un país le cuestan más que un apagón.