Vendedores, en alerta por prolongados cortes de luz
En Quito, los racionamientos serán de cinco y seis horas
La penumbra invade las calles quiteñas, y, con ella, la desesperación de los comerciantes que ven sus negocios paralizados y sus ingresos desplomarse por los incesantes cortes de electricidad.
En la avenida Amazonas, bulliciosa zona comercial del norte de la ciudad, hoy reina un silencio sepulcral. Las vitrinas, antes repletas de productos llamativos, ahora solo reflejan la oscuridad que impera en los locales. Guillermo Palacios, artesano dulcero, lucha por mantener la esperanza mientras observa su negocio vacío en la hora pico. “Vivimos de las ventas”, lamenta, con impotencia en la voz, “y con estos cortes que duran todo el día simplemente no hay clientes”.
La misma desolación se replica en el local de jugos de Luis Gavilanes, donde la luz se cortó sin previo aviso a las 08:30, justo cuando los ejecutivos se acercan a su local para su desayuno o un jugo energizante. “Perdimos la hora más fuerte del día”, se resigna el propietario del negocio.
La zozobra se extiende a la 12 de Octubre, zona universitaria por excelencia. Imprentas, copiadoras y centros de cómputo, vitales para el día a día de los estudiantes, permanecen a oscuras. Luis Zaldumbide, propietario de una imprenta, comprende la crisis energética que atraviesa el país, pero le “angustia” que los cortes se prolonguen por hasta cinco horas. “Es imposible trabajar así”, reclama.
El Ministerio de Energía, en un comunicado, confirmó ayer que los apagones continuarán a nivel nacional. La medida, justificada por la “información real del sector eléctrico”, solo profundiza la incertidumbre y el malestar entre los comerciantes quiteños, quienes ven cómo su futuro pende de un hilo, tan frágil como la red eléctrica.
En el hipercentro de la ciudad, las peluquerías también se ven afectadas. Las tijeras y secadores permanecen en silencio, mientras las clientas esperan con resignación a que la luz regrese y puedan continuar con sus citas.
La situación es crítica. Los cortes de luz no solo afectan la economía de los comerciantes, sino también la vida cotidiana de los ciudadanos.