Quinara celebra su herencia ancestral
Parte de la cultura de los pueblos de Loja proviene de los saraguros y paltas, cuyas raíces autóctonas han dejado una herencia rica en historia y en productividad.
Precisamente, una de las principales características de los sectores rurales es el trabajo en el campo, ya sea en la agricultura o en la ganadería.
Desde hace años, antes de que llegaran las vías de primer o segundo orden, uno de los medios de transporte más convencionales de los campesinos eran los caballos y los burros. Son muchas las parroquias donde aún se mantiene este sistema de movilización.
Sus grandes montañas, vegetación y espejos de agua hacen de la parroquia Quinara una de las más productivas en el cantón Loja. Su ubicación ha hecho que se gane la fama del Valle de Piscobamba, donde cuentan las leyendas que se encuentra el tesoro de Atahualpa.
En Quinara también es típico observar las moliendas para la fabricación de panela, las que, aparte de dar trabajo, se convierten en lugares turísticos muy visitados por extranjeros.
Y para mostrar lo mejor de su productividad y lo que aprendieron de sus ancestros, en días pasados se realizaron las fiestas de la parroquia Quinara. En estas se disfrutó en un ambiente de alegría y colorido.
Una de las actividades para conmemorar sus 24 años de parroquialización fue la V Expoferia Integral, Agrícola, Ganadera, Industrial, Gastronómica, Cultural y Turística Quinara 2019. El evento congregó a los habitantes del lugar y a los turistas en la plaza central.
El presidente del GAD Parroquial, Luis Briceño, expli- có que “nos caracterizamos por ser una parroquia emprendedora y de mucho trabajo, y hemos realizado esta feria a favor de nuestros agricultores y para demostrar lo que se produce aquí”.
Desde tempranas horas, los productores empezaron a llegar con sus diferentes productos y especies, para participar en este encuentro con la comunidad.
Esta parroquia se caracteriza por su potencial ganadero y fue este uno de los concursos donde los asistentes observaron los mejores ejemplares que habían sido llevados por cada uno de los productores.
La competencia fue muy reñida y la campeona en esta categoría fue la vaca llamada Mulata, propiedad de la familia Rojas.
Y, como es tradicional, en el sector rural de la provincia de Loja se realizó la diamantina (mezcla de leche con aguardiente).
También se realizó el primer concurso de burros de paso. Cada uno de los jinetes fue demostrando las diferentes habilidades que tienen al momento de montar. Aunque además se calificó la vestimenta y accesorios que portaban, como machete, sombrero, rienda, entre otros.
Otro de los concursos que llamó la atención fue la elección y coronación del ‘burrito fashion’. Esto permitió que fluyera la creatividad y el ingenio de los partici- pantes adornando a sus animalitos, a los que hicieron desfilar en las inmediaciones de la plaza principal de la parroquia.
El ganador en esta categoría fue Valentín, al cual sus propietarios engalanaron con una corona sobre su cabeza, una bufanda sobre su cuello y varias protecciones para sus patas y silla. “Se llama Valentín porque es el burrito más ‘pintero’ que hay en la zona y conquista a su paso”, comentó Luis Gaona, propietario del animal.