¡Esperan que todo se normalice!
Están evaluando los daños ocasionados en la frontera con Venezuela.
En medio de una tensa calma amaneció ayer el lado colombiano del puente Francisco de Paula Santander, que fue escenario de una batalla entre quienes intentaron ingresar ayuda humanitaria a Venezuela y las autoridades de ese país que los recibieron con gases lacrimógenos y perdigones.
El paso, que conecta a la ciudad colombiana de Cúcuta con la venezolana de Ureña, fue cerrado por las autoridades colombianas por dos días para evaluar los daños ocasionados durante el envío de la ayuda.
Tanto militares como policías, algunos de ellos del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), son los encargados de custodiar la seguridad de la zona, que fue acordonada con vallas metálicas de la Policía y Migración Colombia.
El puente ayer lució desolado. Lo que sí abunda en el sitio es basura, principalmente bolsas de agua.
Del lado venezolano todavía se ve el humo de los dos camiones con ayuda humanitaria que fueron incendiados por la Policía Nacional Bolivariana, según denunció la diputada venezolana Gaby Arellano.
William Villamizar, el gobernador del departamento de Norte de Santander, cuya capital es Cúcuta, aseguró que espera que la situación se normalice por los pasos fronterizos y que mientras tanto en Colombia se atenderá a los venezolanos que no pudieron regresar a su país.
DESERCIONES
Poco más de un centenar de uniformados venezolanos han desertado desde el sábado pasado y cruzado a Colombia, informó ayer la autoridad migratoria, en medio de una escalada de tensiones por el frustrado ingreso de ayuda humanitaria a Venezuela.
“Hasta el momento, Migración Colombia ha atendido a un poco más de cien miembros de las Fuerzas Armadas de Venezuela, que han salido de su país, escapando de la dictadura de Maduro”, indicó Migración Colombia en un comunicado.