¡Carnaval con bala adentro!
El chico fue llevado a su casa y debe esperar hasta el próximo miércoles para ser valorado por un especialista. Su mamá está angustiada.
Este feriado de carnaval, Yordy Alexander Villón Solano no jugará con espuma, harina, agua o globos. Esto porque permanece postrado en una cama con una bala en su rostro, la cual no se la podrán sacar hasta después de que acaben las fiestas.
Al joven, de 19 años, lo atacaron la madrugada del jueves dos antisociales que le dispararon por no tener un teléfono celular, tal y como informó EX
TRA.
DRAMA
La mala suerte lo agarró en las calles 29 y la N, en el suroeste de Guayaquil.
La tarde anterior, Villón se había graduado de bachiller en Ciencias y festejaba con sus amigos en la casa de una compañera.
Verónica Solano, mamá del afectado, relató que aquella noche, horas después de su incorporación, le aconsejó a Yordy que no fuera a la reunión, pero él insistió y le pidió dinero a su padrastro para movilizarse hasta el inmueble donde celebra- ban sus amigos de colegio.
“Al frente de mi casa había un velorio y le dije que esperara hasta el sábado, además no teníamos dinero en ese momento, tenía un mal presentimiento, no quería que fuera a esa fiesta”, contó la progenitora.
La mujer manifestó que desde que su hijo fue herido la angustia no ha cesado para ella.
Le aflige el hecho de que han transcurrido más de tres días y el proyectil aún no ha podido ser extraído del rostro de su muchacho. Ha estado pendiente de la salud de su hijo, quien fue llevado a un hospital del Puerto Principal, pero allí los médicos le dijeron que debía regresar el miércoles para que el chico sea valorado por un especialista y así poder extraerle la bala.
Solano acudió a una casa de salud privada, pero el galeno le indicó que la operación era delicada y que era preferible esperar la atención del especialista para no poner en riesgo la vida Yordy.
Por la fiebre y el dolor que presentaba el joven, el médico le recetó antibióticos.
“En el hospital me dieron unas pastillas, pero mi hijo no puede digerirlas, ni siquiera puede comer, ni hablar. Se alimenta con sorbete”, contó Verónica.
Por ahora, los sueños de Yordy siguen intactos, pese a su delicado estado de salud. Él desea hacer el servicio militar y luego el curso para Policía.
Su progenitora apoya el a n h e l o d e l mayor d e s u s cuatro hijos y por eso desea que pronto recupere su salud y su vida vuelva a la normalidad. “Es un buen chico, no tengo quejas de él”, comentó la señora.