Piquín, un creador del arte milagreño
A través de piedras, cartones, madera o plástico, plasma sus creaciones, lo que le salga de la mente. Sus obras son apreciadas en la tierra dulce, como le llaman a Milagro.
Entre las creaciones de quien estudió Artes Plásticas en República Dominicana existen placas deportivas de los diferentes equipos de fútbol del país, minimonumentos alusivos al cantón, cuadernos personalizados con los íconos de Milagro, llaveros, camisetas, adhesivos y todo lo que su imaginación le muestre. Eso sí, como una marca de su trabajo, no puede faltar la piña en sus diseños.
Piquín recuerda que su talento fue descubierto por un artista en Quito cuando estaba en la secundaria y desde entonces, a pesar de que su padre, Héctor Arregui Chávez (fallecido), puso cierta resistencia, se dedicó a esta actividad con la que luego de 43 años ininterrumpidos le ha servido para mantener su hogar y costear los estudios de sus tres hijos profesionales.
“El artista no necesita ni diez ni veinte títulos, solo diez veces paciencia”, sostiene el milagreño, mientras termina de darle color a una piña de resina poliéster.
Y es que la imaginación de este hombre, de 66 años, no tiene límites, pues aprovecha todo lo que esté a su alrededor para convertirlo en interesantes adornos que, en muchos de los casos, son llevados al exterior por milagreños que se han radicado fuera del país.
“Mis creaciones son recuerdos que se llevan para tener cerca a esta linda ciudad”, dijo.
Desde que inició con esta labor, hace 37 años aproximadamente, no ha dejado de innovar. Recuerda que su primer ‘hijo de Milagro’ fue una camiseta con un estampado hecho en base a serigrafía, luego diseñó adhesi- vos, llaveros, prendedores y hasta cuadernos que se venden como ‘pan caliente’ en época de clases.
Lo más difícil, comenta, es hacer el molde, pues una vez terminado puede producir por decenas dependiendo de la demanda de sus clientes.