¡Colgado junto al patio de juegos!
Niños que llegaron a las clases de catecismo en la iglesia lo encontraron. El muchacho era morador del sector. Una correa rodeaba su cuello.
Era día de catecismo y la docena de chiquillos llegó temprano a la iglesia. La puerta del salón aún no estaba abierta por lo que los chicos aprovecharon para deslizarse al patio de juegos.
Allí lo vieron, colgado con una correa del marco de la ventana. “Tenía los ojos medio abiertos”, describió una de la niñas con los textos religiosos entre las manos.
Eran las ocho de la nublada mañana del domingo, cuando los moradores del barrio El Tejar de Santa Rosa, al sur de Quito, rodearon el templo para conocer lo sucedido.
Detrás de la reja, Patricio Valenzuela, a quien conocían “desde que era un recién nacido”, pendía de un cinturón. Cuando los uniformados llegaron al lugar, bajaron al joven y lo colocaron sobre el piso.
Rápidamente, iniciaron las pericias para determinar la causa del hecho. Junto al cuerpo del muchacho, de 24 años, lloraba su madre desconsolada. “¿Por qué hiciste eso mijito? Todo lo que querías te di, hasta fiando te di”, lamentaba la mujer mientras sostenía la cabeza del quinto de sus seis hijos. A pocos pasos, los agentes buscaban una sábana para cubrir los restos del chico.
Valenzuela siempre quiso dedicarse a la aviación y, luego de culminar sus estudios, obtuvo un trabajo en el aeropuerto. “Empezó el miércoles pasado”, indicó Carlota Chicaiza, vecina del fallecido.
Ella decía que Pato, como lo llamaban, era un muchacho sencillo, educado y bastante risueño, por lo que desconoce los motivos que lo llevaron a tomar esa fatal decisión. “Parece que ha entrado a la iglesia en la noche”, añadió.
Frente a la mujer, Hernán Coyago recordaba la niñez de Patricio, detrás de un balón de fútbol. “Luego cuando creció se dedicó a los estudios. Era un buen muchacho, solo él sabe lo que estaba pasando”, comentó su vecino.
Luego de revisar la escena y recabar lo indicios, una camioneta de la Policía ingresó al lote para el levantamiento del cadáver que fue trasladado a la morgue de Machachi, en el cantón Mejía, también al sur de la capital.