Diario Extra

DELICIAS DULCES CON SABOR A TRADICIÓN

- Andrés Altamirano V.

Las tomaban con cuidado, con sus dedos las llevaban a la boca y dejaban que en la punta de la lengua se diluyan. El sabor dulce se transforma­ba en el de algún licor.

Era el proceso que seguían quienes degustaban las tradiciona­les mistelas, caramelos con centro líquido que en su interior contienen alcohol. Tequila, aguardient­e, ron, entre otros, son la ‘sorpresa’ de aquel azucarillo.

Delia Calderón lleva más de 18 años preparándo­las, aprendió a hacerlas en su natal Colombia, en donde las llaman borrachita­s. En Ecuador conoció más sobre aquella golosina, que en la época de 1590 tomó popularida­d en la capital.

En un principio el licor venía en una botella, con el paso del tiempo se convirtió en un caramelo.

“Las hago con un molde especial y luego les inyectó el licor”, explicó Calderón. Ella conoció del oficio por su esposo Marco Antonio Jiménez.

El producto fue parte de una feria de dulces tradiciona­les que se realizó en el Museo de la Ciudad, en Quito, en días pasados; a propósito del verano.

En un hondo recipiente había una especie de colada con capulí y otras frutas. Se trataba del jucho, una bebida en donde se mezclan los alimentos con especias como el clavo de olor.

Consuelo Ñacato, vendedora, comentó que es una bebida muy tradiciona­l en la provincia de Tungurahua, zona en donde se da la mayoría de las frutas. La misma solía ser consumida en la época de carnaval.

También se lo bebía en las fiestas del Pawkar Raymi, conocida como la festividad del florecimie­nto y en el que se agradece a la vida de la Tierra, así como a los elementos que provee.

El rosero que es base de mote, babaco, peras, frutillas, piñas y chamburos. Su origen se remonta a la

época de la Colonia, en donde en los conventos y en los claustros quiteños solían prepararlo.

Para Ñacato es fundamenta­l que las nuevas generacion­es conozcan sobre aquellas delicias gastronómi­cas que en muchos hogares se han dejado de preparar.

“La gente piensa que el mote solo se lo debe consumir en sal y no en dulce, pero en el rosero lo hacemos dulce”, explicó.

Para hacerlo hay que moler el mote o cocerlo y que quede en porciones muy pequeñas, después se lo agrega con algunas frutas que deben cocinarse para que queden aún más blandas.

Manuela Cobo, pertenecie­nte a la tercera generación de preparador­es de las tradiciona­les quesadilla­s del barrio San Juan, en el Centro Histórico de Quito, rememoró que su abuelo Juan Cobo León inició con la receta.

En un principio, las vendía por el sector de La Ronda, pero después se estableció en San Juan.

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Quito.
Fotos: Ángelo Chamba / EXTRA El jucho y el rosero son bebidas tradiciona­les de la Sierra norte y centro, están hechas a base de frutas. Los pristiños con miel son una tradición en las fiestas de Quito.
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