‘Pasito a pasito’ hasta el médico
En Quito, sector de Carapungo, la paralización nuevamente impidió que la gente llegara a su destino. Gladys Figueroa es una de las víctimas.
Gladys Figueroa quería llegar, a toda costa, a la cita con su médico. Pero había un problema. La vía estaba cerrada y ella, con una sola pierna, avanzaba a paso lento por la Panamericana Norte, en Calderón, norte de Quito.
Fue ayer, en el quinto día de paralización. La mujer –cabello gris y con muletas– perdió su extremidad por la osteomielitis (una infección del hueso o médula ósea). Nada la detenía. Continuaba sin descanso.
Tenía una cita médica en el Hospital Pablo Arturo Suárez, en el sector de Cotocollao, a 15 kilómetros de su casa, situada en San Juan de Calderón. Una verdadera travesía, sobre todo para ella por su enfermedad.
Eran las 09:00 y su revisión era a las 07:00. No le importó que haya pasado la hora. Seguía. Guardaba la esperanza de llegar y que, como un milagro, la atendieran. “Voy a ver si me ayudan, porque de lo contrario pierdo el turno”, dijo sollozando, cansada, pero ‘echando pa’ lante’.
La señora no pudo subirse a un bus porque el tránsito estuvo interrumpido. Volquetas se apostaron en el intercambiador de Carapungo, sobre la Panamericana Norte y la extensión de la avenida Simón Bolívar, en rechazo a la eliminación del subsidio a los combustibles.
El paro no permitió que los autos pudieran circular. Mientras que los buses –los que estaban operativos– no podían realizar su recorrido normal.
Las posibilidades económicas de Figueroa, nuestra protagonista, son limitadas. “¡No tengo para tomar un taxi!”, lamentó. Lo que gana su esposo en la venta de chatarra a duras penas les alcanza para pagar el arriendo de la casa donde viven y costear su alimentación.
UNA DURA ENFERMEDAD
La señora, quien se dedica a las actividades del hogar, padece osteomielitis desde hace 15 años. Es una dolencia que afecta a los huesos con infecciones. “No tengo cura, soy desahuciada de la pierna y de los brazos; cada mes me hacen los chequeos”, contaba en el camino.
Ella no fue la única afectada, Jonathan Alvear caminó con muletas desde el sector de La Bota hasta Carapungo, una distancia de 20 minutos, para encontrarse con un amigo. La pierna derecha del hombre tenía un yeso porque hace algunas semanas sufrió un accidente que le provocó una fractura.
“Está complicado salir en vehículos, entonces toca caminar”, comentó. Se dedica a la instalación de cámaras de seguridad.
Javier Ruales, por su parte, salió desde Calderón rumbo a La Ofelia (unos 40 minutos a pie). Tenía que llegar para abrir su local de arreglo de bicicletas, no podía quedarse sin trabajar porque cada día que cierra es una pérdida de 100 dólares, aproximadamente.
En sus hombros cargaba a su niña de tres años, quien se había cansado de caminar. La nena no asistió a la guardería por la suspensión de clases que vivió el régimen Sierra.
Su esposa Tatiana Vizcaíno los acompañaba, pues ella le ayuda a su marido en el arreglo de los velocípedos.
Juntos se turnaban para cargar a la criatura y avanzar hasta su destino. Iban a paso lento. Se habían demorado una hora y media desde Calderón hasta el intercambiador de Carapungo.
Sus historias fueron el reflejo de quienes vieron interrumpida su movilidad a causa del paro parcial que vivió la capital. Diferentes calles en el norte y el sur se cerraron, lo que modificó la rutina de muchos.
15
KILÓMETROS de su casa hasta el hospital donde debían atenderla.
LAS CLAVES Volquetas que bloquearon el paso en el norte
1. El tránsito vehicular se interrumpió en el intercambiador de Carapungo, norte de Quito. Las volquetas bloquearon todo el paso.
Rechazan la eliminación de los subsidios
2. Los conductores de las volquetas expresaron su rechazo por las medidas económicas que el Gobierno anunció la semana pasada.