¡No les gustó que mirara!
El lamentable crimen ocurrió el pasado domingo en la manzana 1139, de la cooperativa Guerreros del Fortín, en el noroeste de Guayaquil. Todo parece indicar que, por lanzar una mirada, le quitaron la vida a un ciudadano inocente.
TRAGEDIA
El día transcurría más tranquilo de lo normal, entre otras razones, por el paro de transportes que sumió a la ciudad en un raro silencio.
A eso de las 17:30, un grupo de amigos reía y se divertía con tranquilidad cuando, de repente, cuatro sujetos llegaron intempestivamente para asaltarlos. Ese es el oficio de los pillos, apoderarse de lo ajeno ‘cuésteles lo que les cueste’.
“¡Nadie se mueva!”, gritó uno de los tipos al grupo de vecinos que jugaba voleibol en una cancha de tierra que existe en ese populoso barrio porteño.
En segundos, los malandrines ‘pelaron’ a sus víctimas. Con algo más grave: a una persona que miraba le entraron a bala. ¡Se había ‘atrevido’ a mirar la acción al margen de la ley que cometían!
La mala suerte quiso que Carlos Luis Caicedo Gracia fuera la víctima fatal de este triste hecho.
De un momento a otro y sin mayor explicación el sujeto le pegó cuatro balazos. Así terminaba la vida de este hombre, de 32 años, víctima de la violencia desatada en muchas partes del país.
MADRE ADOLORIDA
Gloria Esmeraldas Caicedo, madre del fallecido, corroboró que su muchacho, como de costumbre, todos los fines de semana se reunía con sus amigos de barriada para jugar.
“Eran cuatro hombres, estaban armados, los arrimaron a la pared y se les llevaron relojes, cadenas y celulares. Los desvalijaron a todos, mi hijo se quedó en una esquina parado, al parecer los quedó viendo, uno de ellos se regresó y le disparó”, contó llorando la progenitora, quien ahora no sale de su dolor por la pérdida de uno de los amores de su vida, su querido Carlos.
El joven recibió un impacto en la cabeza, otro en el tórax y un tercero en el brazo, entre otros.
La víctima era casada y tenía cuatro hijos, todos menores de edad, y laboraba como oficial de una volqueta.
Caicedo no registra antecedentes penales y su cuerpo es velado en la casa de su progenitora, en Guerreros del Fortín, a unas cuadras de donde fue asesinado.