¡CHATARRA DE 400 AÑOS!
En Guayaquil hay sitios donde se comercializa artillería del Imperio español desconociendo su alto valor histórico.
Jorge Cornejo es un guayaquileño que, sin saberlo, convive todos los días con cañones de 400 años de historia en su tienda de antigüedades ubicada en la ciudadela La FAE de Guayaquil. “Solo sé que algunos son antiguos y que mi papá los compró en las haciendas de inicio de siglo pasado y familias adineradas de ese entonces, pero no tengo ni idea de su historia y de lo que representan”, comentó.
Cornejo tiene su tienda en las afueras de su domicilio y mantiene la tradición de su padre que se dedica a la compra y venta de cosas antiguas desde hace 61 años. “Acudimos a casas antiguas de Guayaquil que están en demolición. Adquirimos cualquier antigüedad, desde lámparas, campanas, mesas y espejos de bronce, anclas, doblones españoles y muchas otras cosas más, pero en realidad lo hacemos como negocio, no conocemos si son un legado histórico”, dijo.
OJO EXPERTO
Y es que para la mayoría de los que pasan por allí son simplemente unos cañones. Pero para un ojo experto salta a la vista uno en especial: uno que tiene cerca de 400 años y fabricado por holandeses en la
Real Fábrica de Artillería de la Cavada, Cantabria, España.
En la época de la conquista, en La Cavada había importantes instalaciones fabriles y mineras, cuyos altos hornos estuvieron situados en las poblaciones próximas de Liérganes y La Cavada, en los municipios de Liérganes y Riotuerto, en Cantabria (España). Allí se hacían ‘los feos más hermosos del mundo’, como les decían a estos cañones.
En esta zona estuvo la primera siderurgia e industria armamentística de la Madre Patria que produjo durante más de dos siglos, entre 1622 y 1835, elementos de artillería y munición de hierro destinados a la defensa del imperio español y sus dominios más allá del mar.
Esos cañones eran los encargados de defender a España del ataque de potencias rivales. Con ellos consolidaron su imperio.
ENTRE 7 Y ONCE MIL DÓLARES
Cornejo dice que los cañones se valoran entre 7 y 30 mil dólares.
En la época en que León Febres-Cordero era presidente y Jaime Nebot, gobernador de Guayaquil, su padre le vendió unos cañones de La Cavada en los valores mencionados.
Años después los vio en el cerro Santa Ana, en la época de la regeneración.
Los cañones más pequeños, que son del siglo XVIII, los vende en tres mil dólares.
TODOS FUNCIONAN
Cornejo explicó que sus cañones funcionan hasta la actualidad. “Se les pone la pólvora, la bola de cañón y se dispara, y son altamente eficaces y destructivos”, enfatizó.
Hace poco los probó y se sorprendió que, aún a pesar de tener centenares de años, siguen funcionando a la perfección.
DATO
Algunos de los cañones se los compró en el gobierno de León FebresCordero y hoy están en el cerro Santa Ana