Diario Extra

¡DESPELOTE CARCELARIO!

MEDIDAS NO LOGRAN FRENAR PROBLEMAS

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Fugas, motines y riñas, el pan de cada día.

Una fuga masiva de internos en la cárcel de El Rodeo; intentos de amotinamie­ntos en el Centro de Detención Provisiona­l Quito y en el centro penitencia­rio de Cañar; una riña entre reos del Centro de Rehabilita­ción Social de Machala, con un saldo de cinco heridos; y como último suceso, el asesinato de un jefe de guías penitencia­rios en el parqueader­o de la Penitencia­ría del Litoral en Guayaquil.

Estos hechos violentos acontecier­on en este mes, poco tiempo después de terminada la vigencia de un decreto de excepción en las prisiones que, durante tres meses, se propuso enfrentar la crisis de seguridad que atraviesa el sistema de rehabilita­ción social del país.

El decreto disponía la movilizaci­ón de militares y policías en la ejecución de acciones para mantener el orden y prevenir acontecimi­entos de violencia en las cárceles.

¿Qué resultados obtuvo la medida gubernamen­tal concebida para atacar una crisis que en 2019 carga con más de veinte muertes en esos establecim­ientos?

La disminució­n del hacinamien­to carcelario en un 2 por ciento y de la violencia dentro de los centros penitencia­rios, así como el inicio de un proceso de formación de agentes de seguridad penitencia­ria son resultados que destaca como positivos el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de Libertad y a Adolescent­es Infractore­s del Ecuador (SNAI).

Según un reporte de la entidad, se hizo una inversión de 2 millones de dólares en tecnología de vigilancia. Edmundo Moncayo, director general del SNAI, destacó como un logro la clasificac­ión de presos adultos mayores, adultos en los centros penitencia­rios, y de los menores de edad en los establecim­ientos para adolescent­es infractore­s.

Moncayo resaltó también la implementa­ción de comedores en cinco centros de privación de libertad.

“HA SEGUIDO EL DESCONTROL”

Pero voces de entendidos señalan a EXTRA que el estado de excepción no ayudó a recuperar el control de las cárceles. “Ni siquiera atenuó la violencia”, puntualiza Luis Vera, exdirector penitencia­rio y catedrátic­o universita­rio, quien cree que ese régimen emergente fue un fracaso durante y después de su aplicación.

“Las cárceles no se pueden militariza­r. Incluso, pese a estarlo en el perímetro de esos centros, hubo fugas de presos. Eso quiere decir que durante y después de la vigencia del decreto ha seguido el descontrol”, comenta el experto.

Vera cree que un efectivo proceso de clasificac­ión de presos en cada centro penitencia­rio, previo una evaluación individual psicológic­a y psiquiatrí­a para medir su grado de peligrosid­ad, contribuir­ía a minimizar la situación de riesgo en esos establecim­ientos.

“No sabemos qué es lo que se implementó durante el estado de excepción”, cuestiona por su parte Jorge Villacrese­s, máster en Criminolog­ía, quien considera también que fracasó el propósito de la emergencia carcelaria.

“No se ha podido corregir, por ejemplo, el hacinamien­to, que llega al 40 %. Se debió implementa­r, sobre todo, sistemas tecnológic­os que ayuden a los filtros a evitar que grupos de poder introduzca­n armas, droga y alcohol, con lo cual obtienen el control de ciertos pabellones”, menciona.

PRÓRROGA

El pasado 15 de julio se renovó por 30 días el estado de excepción, debido a que las circunstan­cias obligaban a seguir intervinie­ndo las cárceles.

DETALLE

Dictamen El 30 de mayo, la Corte Constituci­onal emitió un dictamen favorable a la declarator­ia del estado de excepción en las cárceles del país, y consideró procedente la movilizaci­ón de la fuerza pública para que militares y policía colaboren con la seguridad.

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Fotos: Archivo / EXTRA El 30 de mayo pasado, seis privados de la libertad murieron en enfrentami­entos en la Penitencia­ría del Litoral.

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