EL ÚLTIMO DE LOS CAMPEONES
ANDA POR LOS 88 AÑOS Y RECUERDA LOS ENCUENTROS DEPORTIVOS DEL CLUB QUE TENÍA A GRANDES ESTRELLAS COMO LOS SANDIFORD, LOS APARICIO, SUS AMIGOS.
Galo Toledo es una leyenda viviente del básquet de este cantón guayasense. El recordado jugador de Ferroviarios rememoró su época dorada en este deporte, así como en la construcción del puente sobre el río Guayas.
Cuando a Jesse Navarro se le pregunta por los antiguos jugadores del Club Deportivo Ferroviarios, en el cantón Durán, se le vienen a la memoria apellidos como Layman, Galán, Sandiford, Raffo. Todos fallecidos, teniendo en cuenta que dicha institución se fundó en 1932. Y ellos fueron las estrellas.
“Pero hay uno con el que puede hablar - dice-. Es Toledo. Él vive a unas cuadras de aquí”, indica Navarro, quien trabaja en la Biblioteca Municipal y dirige al equipo de EXTRA cómo llegar a la vivienda del exjugador.
Don Galo Aldo Toledo Cortez anda por los 88 años. Inició en Ferroviarios en 1946, durante la década del 40, la “época de oro” del baloncesto del club, que también tiene una división de fútbol.
Toledo tenía unos 15 años cuando entró al equipo, al que perteneció por cuatro años hasta que se fue a reforzar un cuadro de la urbe guayaquileña, de la colonia libanesa, rememora.
Guarda en su memoria esos momentos ‘mozos’ en los que el deporte le daba emociones indescriptibles, comenta.
“Nosotros íbamos a jugar a Guayaquil, a la ciudad grande. Ganábamos. Fuimos campeones, vicecampeones. Allí jugábamos contra Atletic Club,
Liga Deportiva Estudiantil, Asociación Juvenil Árabe Ecuatoriano (AJAE)”, recuerda. A ese último equipo migró, y estuvo con ellos durante un par de años; decisión que le significó algunos malos comentarios, “pero también hubo muchas cosas buenas”, asegura.
LE GUSTA LA SOPA DE LETRAS
En su vivienda, la 424 de la calle Loja y Esmeraldas, pleno centro del cantón ferroviario, don Galo atesora varias fotografías familiares colgadas en la pared de la sala. Y en la pequeña mesa de actividades, donde se entretiene leyendo el periódico y juega sopa de letras de EXTRA, mantiene la única foto que conserva de su antiguo equipo de baloncesto. La guarda en medio de las páginas de la guía telefónica para que no se doble o arrugue.
“Tenía medallas y otras fotos pero no sé dónde las habré guardado”, se excusa.
En la gráfica, aparecen los grandes jugadores de aquella época: “Pío Sandiford, era un maestro para driblar. Como antes no había eso de los tres segundos él podía pasar varios minutos con el balón, yendo de aquí para allá. Era ágil con eso”, recuerda sonriendo.
Junto a ellos, los hermanos Aparicio también fueron figuras representativas. “A Gonzalo Aparicio le llegaron a decir el ‘doctor del baloncesto’ por la capacidad que tenía para la defensa. Estaban también sus hermanos Álvaro y Rodrigo”. Este último es el único que les sobrevive, lamenta el adulto mayor, quien rememora sus años de gloria junto al equipo Ferroviarios, y se da cuenta que de los ocho que aparecen en la fotografía, solo él y Rodrigo siguen en pie.
AMOR DE JUVENTUD
Casado con Alicia Navarrete por más de 60 años, reconoce que ella era una de las fanáticas que tuvo en su vida de deportista. “Lo conozco desde que tenía doce años. Lo iba a ver a todos los partidos que se jugaban en Guayaquil. Nos llevaban en un lanchón de carga, que era como un ferri”, cuenta.
Con Alicia, don Galo construyó una vida que aún mantiene entre risas, paciencia, cariño y amor. Tuvieron tres hijos, Galo (62), José (60) y Martha, los dos varones también fueron basqueteros, algo que le llena de orgullo a su padre. Hoy, son sus nietos quienes siguen los pasos de Toledo.
El exalero derecho del equipo enfatiza que fueron pocos los años que pudo compartir con el deporte y que incluso se perdía las giras que hacían a otras ciudades, pues tenía un trabajo de gran responsabilidad junto a su padre y no podía dedicarse de lleno al básquet.
En sus recuerdos también aparecen haber trabajado durante la construcción del puente sobre el río Guayas, algunos de Los Ríos y el paso elevado a la entrada de Milagro.
DATO
Don Galo está casado hace más de 60 años con Alicia, a quien afirma conoció cuando ella tenía 9 años y él 10. Se casó a los 23.