De la agricultura a la pintura
Los ñaños llevan 5 años con el negocio y cada día aumentan el capital, gracias a la confianza de sus clientes. Ellos venden pinturas originales o preparan colores al gusto de los clientes.
Abandonaron los trabajos de la finca en el recinto El Beldaco, del cantón Jipijapa, en Manabí, para ‘camellar’ en Guayaquil. Y una ferretería les abrió las puertas del progreso a los hermanos Johnny y Ricardo Marcillo Indacochea, quienes arribaron al puerto principal hace 19 años para iniciar una aventura de trabajo que hoy da frutos.
No fue fácil. Los ñaños tuvieron que sudar la camiseta para aprender el manejo y preparación de pinturas, porque en su natal El Beldaco solo realizaban trabajos agrícolas.
EMPEZARON DE CERO
Johnny Marcillo contó a EXTRA que empezaron desde cero. Él y su hermano apenas tenían para el pasaje del bus y el almuerzo, cuando decidieron sentarse a planificar el negocio.
Tenían la idea, los contactos, la experiencia, pero les faltaba el billete. Uno de sus hermanos mayores que tenía sus ahorros guardados decidió apoyar a Johnny y Ricardo. Ese dinero les sirvió para alquilar el local y comprar la mercadería. Empezaron en las calles Francisco Segura y Los Ríos, al sur de Guayaquil, donde estuvieron tres meses comiéndose las verdes y las maduras.
A OTRO AMBIENTE
Las ventas no eran buenas. Por eso decidieron cambiarse a la ciudadela Brisas del
Río (manzana 1115, solar 13), al norte de la ciudad, donde les ha ido de ‘maravilla’. Allí atienden de 08:00 a 18:00, de lunes a viernes.
“Con mi hermano trabajamos 14 años como empleados. Hasta que decidimos abrirnos paso por cuenta propia. Y nos va bien hasta ahora”, señaló el hombre, quien aún recuerda aquella infancia en el campo donde aún vive su familia.
Johnny Marcillo relató que no ha sido fácil mantener el negocio. Cuando las autoridades locales realizaron trabajos de readecuación en las calles del sector a los hermanos Marcillo les tocó ‘aguantar la caña’, parque no había muchos clientes. Pero la perseverancia dio resultados, porque hoy el sitio luce pavimentado y la clientela que utiliza pinturas Unidas, ha aumentado.
Pero no solo es venta. Ellos también dan consejos a sus clientes. “Les damos asesoría de qué clase de pintura deben utilizar. Además, preparamos los colores que nos piden, aquí vendemos lo que el cliente necesita”, sostuvo el manabita Johnny Marcillo, que va viento en popa con la preparación y venta de pinturas.
DATO
Son 9 hermanos y todos emigraron a Guayaquil para ‘camellar’.