¡‘Choreo’ con olor a chuzo!
En este turístico sector de Guayaquil se han desbordado el comercio informal y los robos. Los vecinos aseguran que llegan camiones con fogones, que son colocados junto a casas de madera.
Los vendedores informales vienen en camiones con parrillas, tanques de gas y es una feria que da vergüenza”
ARTURO ZEA
Dueño de cafetería
El sábado estaba a minutos de terminar cuando, a un colaborador de Hugo Marín le llegó un mensaje de texto a su celular. Era medianoche y de una entidad bancaria le avisaban que se había equivocado al ingresar su contraseña en el cajero automático. Fue así como se dio cuenta de que, minutos antes, su vehículo había sido forzado y le sustrajeron la billetera y la radio.
Según Marín, propietario del local de eventos donde estaba la víctima, en la calle Numa Pompilio Llona, de Las Peñas, el robo a automotores que se estacionan en esa arteria ha aumentado en los últimos dos meses. “Pero todo empezó con accesorios de carros”, dice.
Son las 10:30 del pasado martes y en la Numa Pompilio hay una larga hilera de vehículos estacionados al pie de las viviendas. Tres o cuatro turistas caminan por el sector, que a ratos, luce desolado. Un escenario que cambia durante las noches de fines de semana, cuando los carros a duras penas pueden ingresar y hay centenares de peatones atiborrando la calle patrimonial.
Marco Polo Avilés cuestiona por qué uno de los sectores más turísticos de Guayaquil tiene pocas ofertas culturales en las mañanas y, por las noches, es desorganizado.
Avilés es vicepresidente de la Asociación de Propietarios de Viviendas de Las Peñas y dice que eso es lo menos grave que ocurre en la zona. Detalla una lista de quejas que está teñida de irregularidad, inseguridad, desorganización y la preocupación de vecinos y dueños de negocios.
Los robos encabezan el listado, seguido del comercio informal. El morador recrea lo que ocurre exclusivamente los jueves, viernes y sábados desde que anochece hasta el amanecer. Menciona que un sinnúmero de comerciantes llega cargado de mesas, bandejas, parrillas y hasta tanques de gas para cocinar sus productos.
“¿Qué están esperando, a que haya un incendio en Las Peñas para que nos tomen en cuenta? Los vendedores informales están con fogones al pie de las casas, que son de madera”, indica Juan Pablo Toral, presidente de los moradores.
Él explica que la compañía encargada de dar seguridad al sector, aparentemente solo debe resguardar los bienes públicos y no los privados. Dos guardias vigilan la zona. Uno se ubica en la pluma de ingreso a la Numa Pompilio Llona y otro está en las escalinatas internas.
El problema, añade Avilés, es que ellos rara vez se mueven de los sectores en los que están y no hacen rondas. A eso se suma el hecho de que, según denuncian, no hay un aumento de personal de seguridad durante los fines de semana, que es cuando hay “caos”, según dicen los vecinos.
“Esta situación se está descontrolando y nadie sabe el problema que realmente está pasando en Las Peñas”, comenta Toral. Insiste en que, además de la inseguridad y el comercio informal, el tráfico que se forma por las noches muchas veces impide el ingreso hasta de los residentes.
Avilés saca su celular y muestra decenas de fotografías que ha hecho desde su vivienda, ubicada en la orilla de la calle, en días diferentes. Una decena de vehículos ‘atasca’ la vía. Los vendedores ambulantes también protagonizan las gráficas. Muchos se ubican en las escalinatas de ingreso al barrio, pero hay otros que se instalan en los portales. Restos de plástico, papel, hollín en el piso y huellas negras en las paredes ‘resaltan’ a lo largo de la calle como evidencia del comercio que fluye por las noches.
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GUARDIAS privados resguardan el sector de Las Peñas y las escalinatas del cerro Santa Ana.