Diario Extra

¡MURIÓ EN SUS BRAZOS!

El hombre contó cómo encontró a la madre de sus niños cuando entró a la casa y las súplicas que ella le hacía. La joven de 17 años pereció en sus brazos cuando era llevada a una casa de salud.

- Anny Bazán /

Conozca cómo fueron los últimos minutos de vida de la adolescent­e asesinada. “Ayúdame, ayúdame, no me dejes morir”, le repetía sin fuerzas a su pareja.

El recién nacido está hospitaliz­ado en Cuenca, debido a un cuadro de ictericia.

La voz de Julio se quiebra cuando recuerda los últimos minutos de vida de Mariana, la adolescent­e con la que tenía dos años de relación y con quien procrearon dos niños.

El asesinato de la chica de 17 años, cuyo hijo, que hoy tiene 11 días de nacido, fue secuestrad­o y llevado a Cuenca, ocurrió en la cooperativ­a Sergio Toral 1, en el noroeste de Guayaquil. La supuesta autora intelectua­l del secuestro del infante y cómplice del asesinato es su hermanastr­a.

A las 14:00 del pasado miércoles, el hombre de 28 años llegó a la casa de su suegra y se llevó una amarga sorpresa. Su pareja sentimenta­l estaba maniatada, amordazada y bañada en sangre. Tenía siete cortes en su cuerpo, cinco en el tórax, uno en la espalda y otro en la pierna derecha.

Julio dijo que al abrir la puerta su niño de un año estaba solo en la sala de la vivienda y lloraba.

“Escuché que Mariana pedía ayuda, casi no se le entendía y pensé que había tenido una complicaci­ón, ya que tenía siete días de haber dado a luz. Al entrar a la habitación la vi en el baño ensangrent­ada, le habían amarrado las manos y colocado trapos en la boca”, recordó el joven de 28 años.

Julio confesó que en ese momento no sabía qué hacer, le invadió el pánico, sus piernas comenzaron a temblar y se quedó impávido.

“Le habían hecho tantos nudos y me sentí sin fuerza para desatarlos. Tomé un cuchillo y con ellos corté los trapos. No podía ni cargarla, lo vecinos me ayudaron. Ella me repetía ‘Ayúdame, ayúdame, no me dejes morir’. No volvió a pronunciar una palabra”, rememoró el dolido hombre.

Julio salió de la casa y se embarcó en su motociclet­a para buscar ayuda de la policía. Mariana fue subida en un patrullero para ser llevada hasta una casa de salud cercana, pero en el trayecto dejó de existir.

“La sostenía entre mis brazos, le hablaba, pero ella casi no podía respirar, comenzó a convulsion­ar, ya no me dijo nada, no se despidió, solo cerró sus ojos. Yo pensé que se había desmayado”, recordó llorando.

Julio trabaja como conductor de un bus urbano y conoció a Mariana hace dos años.

“Recuerdo ese día como si fuera ayer. Ella iba al colegio y se subió al micro que conduzco. Por casualidad nos volvimos a ver en tres ocasiones más, entablamos una amistad y luego una relación. Sabía que me metía en un problema, porque ella era menor de edad”, mencionó.

El hombre sostuvo que de su mente no se borra la imagen de cuando la madre de sus hijos cerró sus ojos y murió en sus brazos. “Yo la quería demasiado, no saben el dolor que siento, solo imaginarme lo que pasó, su

sufrimient­o, se me parte el alma”, manifestó.

VELADA EN CASA DE SU ABUELA

Por 18 horas los restos de Mariana fueron velados en la casa de una vecina en la Sergio Toral. Los moradores de este sector donde habitó por casi 10 años querían darle el último adiós.

A las 07:00 de ayer, el cadáver fue trasladado hasta el domicilio de sus parientes maternos, en la cooperativ­a Dignidad Popular, en Las Malvinas, sur porteño.

Sus familiares no pudieron contener las lágrimas cuando el féretro arribó. Los habitante de este sector donde Mariana vivió hasta cuando tenía 5 años salieron de sus casas y se acercaron a los deudos para expresarle­s palabras de aliento.

América, la abuela de la joven, no podía contener el llanto. “Solo pido que se haga justicia, la vi hace 10 días, estaba a punto de dar a luz y me dijo ‘Mami, te quiero mucho, después vengo a visitarte’. Hoy la

recibo en un ataúd”, dijo llorando la señora.

El dolor que sentía por la muerte de la mayor de sus tres hijas también era evidente en el rostro de Maricela. Llorando y sentada sobre un bordillo no dejaba de contemplar una foto de Mariana .

“Me separé del padre de mis niñas hace cuatro años y él se hizo de otro compromiso hace dos años. Conocía a esa chica (detenida), pero jamás nos imaginamos que podría llegar a tanto”, comentó.

Rocío, tía de la fallecida, le contó a EXTRA que la madrastra y hermanastr­a de su sobrina acompañaro­n por dos ocasiones a Mariana al médico y que incluso cuando acudió a realizarle la prueba del talón al niño, el pasado viernes, ellas estuvieron presentes.

“Estaban muy interesada­s en la salud del niño. No sospechamo­s de sus oscuras intencione­s. Se llevaron el teléfono de mi sobrina y el papel de ‘nacido vivo’, segurament­e para inscribirl­o en Cuenca”, especuló la tía de la occisa.

SEPELIO

Los restos de la chica serán sepultados hoy en el cementerio Ángel María Canals, del suburbio.

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La pareja y la mamá de la fallecida relataron los duros momentos que viven desde la muerte de Mariana.
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Desconsola­do, Julio puso su mano izquierda en el vidrio del féretro donde reposan los restos de la madre de sus criaturas.
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Fotos: Freddy Rodríguez / EXTRA

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