De sanatorio a sitio cultural
El lugar fue concebido como un espacio para acoger a enfermos, después se convirtió en hospital y luego fue abandonado.
El rechinar de la madera suena cada vez que una persona camina en uno de los pabellones del ala norte del Centro de Arte Contemporáneo (CAC), en Quito.
Esa parte del sitio aún no ha sido restaurada, como lo fue el ala sur, y aún quedan vestigios de lo que fue el sanatorio Rocafuerte y el exhospital Militar de la capital. El edificio comenzó su funcionamiento en 1900.
Mireya Pineda, mediadora educativa del CAC, explicó que en aquella época allí descansaban personas con enfermedades como la fiebre amarilla y la tuberculosis.
La infraestructura, que si se la ve desde lo alto, tiene forma de abanico, está ubicada en el famoso barrio de San Juan, donde está el cerro Huanakauri. Una elevación en donde en la época incaica se rendía tributo a la Luna.
Para la época estaba un poco alejada de la ciudad, la intención de construir allí el sanatorio era porque se tenía la idea de que las enfermedades se podían propagar si es que estaba cerca al área urbana.
Unas habitaciones pequeñas que servían para el descanso de los voluntarios se ubicaban en la parte delantera de cada uno de los pabellones.
En total son 10, cinco a la derecha y otros cinco a la izquierda desde el ingreso principal, que actualmente cuenta con unas gradas de piedra. Sin embargo, en sus inicios la entrada estaba compuesta por una rampa.
Esa modificación se realizó entre 2007 y 2008, años cuando la infraestructura fue restaurada y recuperada, después de haber estado abandonada desde 1977.
En aquel año el hospital Militar se trasladó a otra edificación y familias que no tenían un techo se apoderaron del sitio, que fue construido por Francisco Smith.
El famoso arquitecto fue el responsable del inicio de las obras en 1900, pero para 1906 la abandonó porque se demoraba mucho la construcción. El traslado de materiales desde Europa a Guayaquil y desde el puerto hasta la capital hizo que los tiempos de espera sean cada vez mayores, dijo Pineda.
En las afueras hay patios pequeños a donde llevaban a los pacientes para tomar aire y sol. Los que fueron modificados, ya que ahora lucen con un muro con ventanales grandes, que originalmente eran más chicos.
Las gradas de piedra para su acceso siguen siendo las mismas, aunque ya no todos los materiales son originales. Durante el tiempo que el sitio estuvo abandonado muchos de sus acabados se destruyeron.
El lugar ahora luce distinto, tras la reconstrucción de la parte sur hay salones que no existían antes como el auditorio. También un espacio que se ubica en donde anteriormente era la fosa común.
La misma llegaba hasta donde ahora se ubica el parque Haiti.
La fosa estaba distribuida por túneles y allí reposarían cerca de 2.000 cuerpos. Incluso, cuando se hicieron excavaciones sí se encontraron huesos, mencionó.
No solo pertenecerían a quienes fallecieron en el hospital, sino también a difuntos que perecieron durante la llamada Guerra de los Cuatro Días, que en octubre