La tendencia de volver a lo natural
Los consumidores buscan productos con menos preservantes y colorantes artificiales. Hay también preferencia por lo reducido en azúcar, sodio y grasa. Lo orgánico gana espacio.
Hay palabras que se han convertido en un atractivo a los ojos y oídos de los consumidores que hoy entran en una tendencia creciente de volver a lo natural. Por eso, cada vez es más común encontrar en las perchas de los supermercados una variedad de productos ‘Sin conservantes ni colorantes artificiales’, ‘Sin azúcar añadida’, ‘Con pulpa de fruta’ o ‘Rico en vitaminas’. La industria alimenticia ha tenido que reinventarse para satisfacer esos nuevos requerimientos.
Los consumidores de hoy, especialmente los millennials, buscan productos sanos, pero sin que eso les implique pasar tiempo en la cocina. Saben que aunque lo artificial tiene más sabor y textura, a la larga puede llevarlos a problemas a la salud, pues su excesivo consumo se ha relacionado en varios estudios con hiperactividad en los niños, con reacciones alérgicas y con afectaciones a la tiroides.
Al contrario, los aditivos naturales tienen sus ventajas, pues el cuerpo los asimila con mayor facilidad. Por eso, ahora es más común ver a personas leyendo las etiquetas. Buscan que en los envases diga claramente, por ejemplo, que el yogur no tiene saborizante de fruta, sino que es elaborado con la pulpa.
Noemí Díaz, nutricionista y dietista, explica que la población requiere ahora más información en los productos y no se deja llevar solo por lo que indica la etiqueta frontal, pues lee también la posterior para confirmar que lo que va a adquirir no tenga un exceso de azúcar, de sodio o de grasa.
“Es más, las empresas han ido cambiando la versión de ciertos productos y han sacado al mercado algunos con menos azúcar y menos calorías”, reconoce.
“Un producto es ‘light’ porque se le ha reducido la cantidad de ciertos compuestos, pero eso no significa que deban de consumir dos
o tres del mismo”, explica.
El licenciado en Gastronomía y docente Carlos Espín dice que lo que vemos hoy es cómo la sociedad gastronómica se ha ido modificando de acuerdo al tiempo.
“Antiguamente se comía natural, se consumían productos sin tantos conservantes, químicos o edulcorantes debido a que se tenía a la mano este tipo de alimentos. Las sociedades han crecido y las necesidades también, por ende, los productos han tenido que ser modificados para poder cubrir esa demanda social”, señala. Pero ahora esa tendencia es regresar a lo natural. Eso hace que en esta época se vea además cómo poco a poco aumenta el consumo de los alimentos orgánicos, que están libres de pesticidas y de químicos.
Los especialistas coinciden en que por la velocidad con la que vivimos buscamos lo que más rápido nos saque del apuro en la cocina, pero sin que contenga tanto químico. Eso es algo usual en esta era en la que la gente conoce más sobre lo que puede causar una mala alimentación y aquello está creando un nuevo estilo de vida en la que se cuida no solo que el cuerpo se vea bien, sino que la salud sea óptima.
Las personas están tomando conciencia de que la alimentación es el pilar fundamental para tener una vida sana”. No hay alimento malo, lo malo es la cantidad que consumimos. Debemos comer sin miedos, pero no en exceso”.