Diario Extra

¡Enfrentan vejez lejos de los suyos!

Las mujeres no han sido identifica­das con exactitud. Están enfermas y requieren de cuidados constantes. Con ellas, son tres los casos de este tipo que han ocurrido este año en el hospicio.

- Miguel Párraga / Guayaquil

Necesitamo­s que vengan sus parientes a reconocerl­as y llevársela­s. Ellas los recuerdan mucho”. INGRID PARRALES, cuidadora del hospicio

María está postrada en una silla de ruedas. Tiene una lesión en la cadera que no le permite caminar y debe ser operada. Pero ese dolor es menos tormentoso que el estar lejos de los suyos. Sus días transcurre­n en el asilo Hogar de la Paz, en la cooperativ­a Unión de Bananeros, del Guasmo Sur de Guayaquil.

Al sitio, que se ha convertido en su obligada residencia desde el 1 de octubre pasado, la mujer fue llevada en un taxi, según le contó a una de las cuidadoras del hospicio, Ingrid Parrales.

María, al parecer, fue inducida a bajar del vehículo y cayó al piso. Del fuerte golpe se lastimó las rodillas y la cadera, por eso ahora no camina.

“En la pierna izquierda tenía moretones. Y desde ahí la tenemos en silla de ruedas. Ella intentaba asentar su pie, pero eso la afectó más”, cuenta Ingrid Parrales.

La adulta mayor fue vista por policías en el suelo, en la esquina del ancianato, quienes de inmediato la levantaron y la llevaron al interior del lugar.

Ingrid recuerda cómo llegó ese día la abuelita. Tenía un vestido rosado con franjas blancas y un abrigo de similares colores. La septuagena­ria tenía sus pastillas para la presión en una funda plástica junto con un carné de vacunas.

María dice que su identidad es la misma que consta en el documento médico. Sin embargo, aquella versión es una referencia. Según comenta Ingrid, muchos viejecitos que llegan al hogar aseguran llamarse de una forma, pero sus nombres reales no siempre son los mismos.

Con María, al menos, tienen una vaga idea de cómo se llama. Por eso, en la institució­n de beneficenc­ia piden a la Policía que los ayuden investigan­do quién es ella realmente. Y, de paso, si les juega el número de la fortuna, ubicar a los parientes para que la recojan y puedan darle una mejor calidad de vida.

NO ES LA ÚNICA

María no fue la única adulta mayor que llegó al hogar en octubre. Por esos infortunio­s del destino, Aura, una fémina afrodescen­diente, que por su apariencia sobrepasa los 70 años, también apareció cerca de allí sin mayor certeza del porqué.

Aura está en peores condicione­s que María. La veterana de encrespado cabello blanco tiene ratos de arranques de violencia.

“A medida que pasaron los días comenzó a decir incoherenc­ias (...). Luego no quería que la toquemos, a tal punto de que pensamos que nos quería golpear”, dice la cuidadora.

En cada charla la dama se presenta con muchos nombres, pero siempre repite Aura, por eso creen que ese nombre es parte de su identidad verdadera.

Aura fue acogida el 11 de octubre. Esa tarde, ella estaba fuera del hogar mirando una mata. Le preguntaro­n si quería ayuda, pero dijo que solo veía la planta porque le gustaba. Pero aquella fascinació­n se extendió por unas horas.

“Eso fue un viernes. Yo regresé a trabajar el lunes y Aura estaba ingresada. Ese viernes en la noche la hicieron entrar porque nadie la fue a ver”, comenta Ingrid.

Aura le conversó que ese día, supuestame­nte, estaba con una nuera y al llegar al populoso sector, la mujer le dijo que la espere unos minutos, que regresaría por ella. Pero no fue así.

54 ANCIANOS

Con ambas mujeres se completó la cuota de 18 internas en el sitio. Y sumadas a 36 hombres en similar situación, son 54 los ancianos recluidos ahí, con colaborado­res que intentan suplirles el amor familiar que ellos no reciben.

Además de Aura y María, hubo otra señora que fue a dar al asilo, lejos de casa. Antes que ellas recibieron a otra mujer, pero por suerte, su familia fue a retirarla del sitio. Según el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), el 14,6 % de hogares pobres se compone de un adulto mayor viviendo solo.

La soledad es considerad­a uno de los grandes enemigos del bienestar de los adultos mayores.

14.9%

DE ANCIANOS son víctimas de negligenci­a y abandono, según el MIES.

 ??  ?? 1. María llegó al lugar lastimada, con un carné de vacunas y unas pastillas para la presión. 2. Aura, como asegura llamarse una septuagena­ria, a ratos carece de lucidez mental. La mujer suele tener reacciones violentas en ocasiones y necesita ser medicada por esa razón.
1. María llegó al lugar lastimada, con un carné de vacunas y unas pastillas para la presión. 2. Aura, como asegura llamarse una septuagena­ria, a ratos carece de lucidez mental. La mujer suele tener reacciones violentas en ocasiones y necesita ser medicada por esa razón.

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