¡8 MESES BAJO EL AGUA!
Murió en El Oro, junto con otra persona, por tomarse una selfie.
Después de 259 días de buscar en las morgues del sur de Ecuador y del norte del Perú, Flora Amaiquema y Víctor Zambrano, por fin, pueden darle cristiana sepultura a su hijo Víctor Andrés Zambrano Amaiquema.
El joven, de 20 años, había caído el 3 de marzo a las aguas del río Arcoíris, en Portovelo, provincia de El Oro.
Víctor, junto a Yandri Alcívar y Conny Muñoz Cedeño, se tomaban una selfie en una cascada y sobre una roca cuando cayeron inesperadamente al río.
Yandri se salvó, pero Víctor y su amiga fueron llevados por las torrentosas aguas. A la chica la encontraron en el río Puyango, provincia de Loja, cinco días después del accidente. A Víctor no lo hallaron.
El 11 de noviembre de 2019, unos comuneros de la región de Tumbes, en Perú, encontraron restos de un cuerpo humano a orillas de un río.
Esa noticia llegó a oídos de doña Amaiquema, quien junto a su esposo emprendió viaje al vecino país para realizarse las pruebas correspondientes y descartar o confirmar de que se tratara de Víctor.
Los peritos del Perú expidieron los resultados la tarde del pasado martes 19 de noviembre, confirmando que, efectivamente, se trataba del universitario de
saparecido en el río de Ecuador.
La búsqueda para encontrar a Víctor no paró nunca de parte de sus familiares. Ellos relataron lo que tuvieron que pasar a lo largo de estos 8 meses para localizarlo.
Por varias ocasiones Flora Amaiquema visitó el Centro Forense de Machala identificando cadáveres. Y siempre salía desilusionada al no dar con el de su hijo.
Pese a ello, no bajaron los brazos en buscarlo. Sin importarle sol, lluvia o frío, arriesgaron sus vidas caminando por las riberas de los ríos orenses e inclusive peruano.
“Hemos llegado a dos fosas de Tumbes, donde nos indicaron que unos cuerpos fueron enterrados sin identificar, pero al reconocerlo no pertenecían a mi hijito”, dijo la madre mientras secaba sus lágrimas.
Ante la desaparición de Víctor, la familia realizaba una misa los 3 de cada mes, en el cantón Portovelo. “Ahora mi hijo ya puede descansar en paz”, sentenció la madre.