¡Pesebre viviente!
Se ha vuelto una tradición. Este es el tercer año consecutivo.
Es un pesebre gigante. Lo levantan en la antigua iglesia de Puéllaro, al norte de Quito, con materiales reciclados de la comunidad: sacos de azúcar y de arroz, papel utilizado, pintura. Mide cuatro metros de largo y tres de alto.
Lo más llamativo no son los objetos que lo llenan, como las casas a escala que representan a viviendas tradicionales del pueblo, o la virgen con vestimenta típica y trenzas como puellareña. Ni siquiera es el Cristo con un poncho, representando a los campesinos. Lo que la gente más disfruta es formar parte del nacimiento.
Entre el altar y la mesa se reúnen los habitantes del sitio, vestidos de vírgenes, ángeles, pastores, vacas y hasta burros.
Según el padre Javier Garcés, en ese espacio pueden ubicarse hasta 50 personas para darle vida al evento más importante para la Iglesia.
En la parroquia esto se está convirtiendo en una tradición. Este año fue el tercero consecutivo del pesebre viviente.
Garcés cuenta que tomó la idea de san Francisco, quien en 1923 creó el primer nacimiento. En ese entonces, no existían figuras, por eso las personas dramatizaban la llegada de Jesús. En sus 25 años como párroco ha llevado esta costumbre a diferentes lugares. Hizo un pesebre viviente en Atahualpa, otro en la ciudadela Ibarra, sur de la urbe, y también en algunas ciuda
des de Colombia, país al que pertenece.
LA DRAMATIZACIÓN
La banda de pueblo con trompetas, un bombo, tres saxofones y dos niños con tambores, entró por la plaza guiados por el cura. Atrás iban los pequeños disfrazados de ángeles y animales.
Subió las escaleras de la vieja iglesia, la única de la Ruta Escondida - Puéllaro, Atahualpa, Chavezpamba y San José de Minas que sobrevivió al terremoto de 1948.
Por el camino central de la iglesia cantaron y danzaron villancicos.
Las personas se paran y entonan con ellos. En el santuario hubo algarabía. Muchas personas se quedaron de pie porque las bancas están repletas. La noche del sábado, un grupo de monjas de Guayllabamba, invitadas, dramatizaron la llegada de la virgen de Guadalupe.