¡EL CALABOZO DE LA MUERTE!
SE ENCONTRARON INCONSISTENCIAS EN EL PARTE
Aparicio Ariel Maldonado sufrió un accidente en su motocicleta.
El joven fue detenido por agentes de tránsito, pero no habría recibido atención médica.
Su deceso se produjo en una de las celdas de la Autoridad de Tránsito Municipal.
No habían palabras de consuelo que aliviaran el afligido corazón de María Jiménez Jiménez. La muerte del mayor de sus tres hijos, Aparicio Ariel Maldonado Jiménez, la tiene destrozada.
Sin embargo, Isabel Macías, su consuegra, y dos amigas de las iglesia cristiana donde se congrega le daban fuerzas y a través de una oración buscaban aplacar su sufrimiento.
Sentadas en una silla plástica de color blanco y tomadas de las manos, en el exterior del Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil, las cuatro señoras oraban a Dios por el descanso del alma del joven, de 27 años.
Ariel falleció en la celda de uno de los calabozos de la Autoridad de Tránsito Municipal, en el complejo judicial Florida Norte, a donde fue trasladado luego de sufrir un percance en su motocicleta. Así lo aseguraron sus familiares y consta en el informe de defunción al que este Diario tuvo acceso.
María contó que la tarde del viernes pasado fue la última vez que vieron con vida a Ariel. Luego de su jornada laboral, el chico se fue a celebrar con un grupo de amigos su cumpleaños que había sido un día antes, el jueves 16.
Esa noche no volvió a casa y la mañana del sábado cuando regresaba al hogar perdió el control de la motocicleta y se impactó contra una vereda en la avenida Francisco de Orellana, en el norte de Guayaquil.
“Nos indicaron que mi hijo fue atendido por un paramédico, pero, al parecer, ni la persona que lo valoró, ni los agentes de tránsito que se lo llevaron hasta la Fiscalía se percataron que no solo tenía heridas superficiales, sino también lesiones internas”, mencionó la progenitora.
La señora dijo que apenas se enteraron que Ariel estaba detenido se trasladaron hasta la Florida Norte. “Nunca nos dejaron verlo. Él nos envió mensajes diciéndonos que estaba mal, pero un agente nos dijo que estaba borracho”, aseguró la familiar.
Jiménez indicó que por un abogado que trabajaba en dicha entidad conocieron que Ariel había fallecido dentro del calabozo.
“Dicen que murió a las 14:40, pero a nosotros nos informaron dos horas después, mi hijo necesitaba atención médica, me lo dejaron morir”, dijo llorando María.
Ariel se ganaba la vida instalando tumbados, era casado y deja dos niños en la orfandad. Sus restos son velados en la casa donde residía con sus seres queridos, en Bastión Popular, noroeste porteño.