¡‘Quichuañolraperos’!
Los músicos hacen canciones de denuncia y combinan su lengua madre con el español. En este arte encontraron una forma de expresarse.
Fuyo Guaján vive en la comunidad de Peguche, en Imbabura. Se siente orgulloso de haber nacido en esa tierra, a pesar de las limitaciones económicas que ha tenido en su vida.
Fuyo tiene 26 años y desde que tenía 20 comenzó en el mundo artístico como un exponente del rap.
Fue en 2014 cuando encontró en el género una forma de expresar lo que sentía y contar vivencias como cuando en casa no tenían para comer.
Viene de una familia humilde que se dedica a la creación y venta de artesanías. “Al tejido de chompas y sacos de lana... y hemos trabajado a mano porque no teníamos mucha maquinaria”, comenta.
Desde que era pequeño ayudaba en el trabajo a sus padres, sin descuidar sus estudios y el disfrutar de la Pachamama (Madre Tierra). Recordó que de niño solía meterse por los montes del cerro Imbabura y conectarse con lo que es él.
La música siempre le gustó y actualmente forma parte de la agrupación Runa Rap que hace canciones callejeras y combinan el quichua y el español con la intención de mostrar cómo son las cosas en aquellas comunidades y que –según él– a veces pasan desapercibidas.
Viste un jean y una camisa, pero no deja de lado su atuendo tradicional: el sombrero y la trenza, llamada shamba, cuyo significado es fuerza.
Artistas colombianos como Tres Coronas o estadounidenses como 50 Cent, inspiraron a Fuyo para seguir en la música. “Con el rap también quiero incentivar y educar para que no se pierda el idioma”, dice.
Por eso, junto a sus compañeros incluyeron el quichua, un idioma nativo que de a poco se ha ido perdiendo.
Cuenta que hay muchos jóvenes que ya no lo hablan, a veces por vergüenza y otras porque les parecen graciosas las palabras.
Él sintió de cerca la discriminación cuando estaba en el colegio: lo obligaban a hablar solo en español o recibía comentarios de que no podía jamás salir del campo.
Incluso, recibió golpes de quienes se suponía debían educarlo. A pesar de ello no se detuvo y cree que ha podido salir adelante y que en la actualidad la mentalidad de quienes manejan la educación y la sociedad ha cambiado. Está seguro que ahora hay más igualdad. Fuyo no canta solo, lo hace con otros compañeros, uno de ellos Rumiñawi Tomtaquimba, quien también es de Peguche.
Tiene 27 años y es comerciante, jamás ha estudiado música, sino que a través de sus propios medios ha podido aprender a manejar diferentes instrumentos, como el bandolín, flautas, la melódica y otros con los que ha aprendido sobre el bosanova, el jazz y el blues.
“Desde que somos pequeños, la música está en nosotros porque en el Inti Raymi siempre tenemos melodías”, dice. Por eso desde que era niño fue afinando su oído.
El rap le gustó porque en sus letras puede plasmar la realidad. Le agrada contarle al mundo cómo es el valle de Imbabura, pero también cómo es el sufrimiento de la discriminación de los mestizos a los indígenas y viceversa.
Cree que es impor
tante cambiar esas realidades porque a veces se normalizan ciertas actitudes y pensamientos, en las que también se incluye el machismo, con el que no está de acuerdo. “Al final, son cosas que nos separan”, pues para él lo ideal es la
igualdad.
2014
FUE el año en el que Fuyo Guaján comenzó en el espectáculo.