¡Puerto El Morro, un paraíso de Guayaquil!
Su fauna y su clima le dan la cálida bienvenida a los visitantes. Además, su gastronomía y el cariño de sus habitantes lo hacen sentir como uno más del lugar.
Calixta Zambrano se jubiló hace tres meses, buscaba un lugar para descansar lejos del bullicio, pero que no le falte nada. La turista orense encontró en el malecón de Puerto El Morro y su manglar lo que tanto quería.
Sentada en las gradas del malecón, que limita con el estero, mojó sus pies y después se bañó en sus mansas aguas que se asemejan a unas piscinas.
Como ella, muchos turistas llegan a este lugar ubicado a 7 kilómetros de Playas y a dos horas de Guayaquil, para disfrutar de su tranquilidad, especialmente los fines de semana.
En el sitio tres frondosos árboles nativos dan sombra a los turistas, quienes conversan amenamente, sin que ningún ruido los perturbe, mientras otros compran artesanías hechas por los habitantes de la población.
Si el turista tiene suerte se encontrará con algún adulto mayor que le contará las leyendas de Puerto El Morro, como La viuda del tamarindo, La mujer de los cabellos de oro, El mero, un pescado gigante cuyo hábitat es el estero, o La luz mala que llevaba la corriente del agua.
Sentados en las aceras están unos comerciantes que ofrecen las conchas frescas pata de mula capturadas en el manglar.
En el malecón que fue construido hace 10 años por el Cabildo porteño están las operadoras para los tours náuticos como: La Asociación Fragatas y Delfines, Ecoclub Los Delfines, Puerto El Morro Tours y Ecuamorro Tours, que realizan paseos náuticos para los turistas que llegan desde distintas partes del país con el fin de conocer la isla de los pájaros y el avistamiento de los delfines.
Al final del malecón se observan los astilleros, donde atracan los barcos pesqueros, allí los visitantes pueden solicitar permiso a quienes hacen labores de reparación para subir a las embarcaciones y conocerlas por dentro, mientras algún tripulante voluntario les explica cómo se pesca en las enormes naves.
Ver a las lanchas llegar con turistas después de un paseo o cuando arriban con la reconocida lisa es otra de las distracciones, todo bajo el marco de un extenso manglar verde y el vuelo de las blancas gaviotas que asentadas en los mangles dibujan un hermoso paisaje.
Pero esto no es todo. El Ecoclub Los Delfines tiene su propio muelle de madera y en su corredor se encuentran unas hamacas, donde el visitante puede hacer una breve siesta después de disfrutar de la exquisita gastronomía, cuyo plato estrella es la lisa asada.
El malecón de Puerto El Morro es el escenario perfecto para eventos culturales, cívicos y presentaciones artísticas, pero también se convierte en un altar cuando se celebran las misas campales en homenaje a Cristo Rey, en octubre.
Puerto El Morro sigue creciendo en el turismo, preparamos a los servidores en seguridad y atención”.
PEDRO MORALES Servidor turístico